A finales de diciembre, Moscú reveló que estaba en contacto con el grupo talibán, lo que provocó la reacción negativa de Kabul. El enviado especial de Rusia en Afganistán, Zamir Kabulov, señaló que Moscú y los talibanes tienen intereses en común, así como enemigos en común como Daesh y que van a mantener cooperaciones en materia de inteligencia al respecto. Ahora la cuestión es: ¿la reunión trilateral en Moscú puede ser una señal del inicio de un nuevo juego de los países orientales para hacer frente a Estados Unidos y sus aliados occidentales en Afganistán?
Es muy probable que las últimas medidas adoptadas por Moscú en cuanto a Kabul estén destinadas a preparar el terreno para el regreso de Rusia a Afganistán. El nuevo juego de Rusia en el país centroasiático no se limita a la celebración de la mencionada reunión trilateral. Dos meses antes de este encuentro, Kabulov manifestó la disposición de Rusia a suministrar helicópteros y equipamientos militares a Afganistán. Además, un alto diplomático del Departamento de Asia del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia afirmó a la agencia rusa de noticias Ria Novosti que su país “está dispuesto a vender helicópteros, armamentos y sistemas de defensa a Afganistán”. El funcionario agregó que en la Conferencia de Bruselas “la comunidad internacional acordó brindar una ayuda anual de 3.500 millones de dólares a Afganistán. Por lo tanto, hay que permitir que este país aproveche esta ayuda para fortalecer sus fuerzas armadas”.
Por otra parte, Kabulov anunció anteriormente que su país está en contacto con los talibanes para reforzar la lucha contra el grupo terrorista Daesh, algo que evidenció claramente el giro diplomático de Rusia en cuanto a Afganistán. Además, el embajador ruso en Kabul a finales de 2016 que Rusia se comunica con los talibanes a fin de proteger a sus ciudadanos, ayudar el proceso de paz en Afganistán e impedir la expansión del Daesh en Asia central.
Asimismo, la agencia británica de noticias Reuters, citando a los funcionarios del Gobierno afgano, ha informado que los representantes de los talibanes y las autoridades rusas han mantenido varios encuentros en Moscú y Tayikistán durante los últimos meses.
De todas maneras, la reunión trilateral entre Rusia, China y Pakistán muestra la firme voluntad de Kremlin para regresar al norte de Afganistán.
Las relaciones entre China y Afganistán se enfriaron después de que el Gobierno del presidente afgano, Ashraf Qani, cimentara sus lazos con India, uno de los principales rivales de Pekín. Además, las relaciones entre Afganistán y Pakistán han sufrido tensiones sobre todo debido a los conflictos en la frontera.
Por lo tanto, parece que China y Pakistán prefieren una reunión con Rusia sin la presencia de los representantes del gobierno afgano. Por otra parte, estos tres países, acusados de estar en contacto con los talibanes, buscan hacer frente al domino de Estados Unidos en Afganistán para garantizar sus propios intereses. En este contexto, China mostró el pasado mes de febrero su disposición a desempeñar un papel mediador entre los talibanes y el gobierno de Kabul. Más tarde, los talibanes confirmaron el viaje de sus representantes a China.
La formación del eje Islamabad-Pekín-Moscú frente a la alianza occidental liderada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Estados Unidos puede afectar las ecuaciones en Afganistán. Mientras el Gobierno de Kabul reaccionó fuertemente a las negociaciones entre Moscú y los talibanes, algunas autoridades afganas como el expresidente Hamid Karzai dieron bienvenida a un papel más activo de Rusia en su país. Durante una reunión con el embajador ruso en Kabul, Karzai insistió en que Afganistán necesita la colaboración de Rusia para promover las conversaciones de paz con los talibanes. Sin duda, el surgimiento del eje Islamabad-Moscú-Pekín afecta la actitud de los grupos políticos afganos hacia Rusia. Hay que esperar para ver cómo el nuevo juego oriental influenciará en el ambiente político interno de Afganistán en el futuro.