El vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, ha señalado este lunes que la aprobación del gasoducto Nord Stream 2 ha quedado en suspenso y que la Comisión está investigando el cumplimiento del proyecto con la política energética de Bruselas.
La Comisión Europea se ha disparado un tiro en el pie, pero Dombrovskis ha querido embaucar a la audiencia deslizando que Nord Stream 2 es un oleoducto “ruso” y repitiendo el ridículo mantra de evitar que Rusia utilice el gas natural como arma.
Nord Stream 2, que corre sobre el lecho del Mar Báltico desde Rusia hasta Alemania, se completó en septiembre pero está esperando la aprobación de los reguladores en Alemania y la Unión Europea.
Al tiempo que boicotea la llegada del gas ruso, la Comisión Europea seguirá financiando a Ucrania con 1.200 millones de euros.
El anuncio del vicepresidente europeo se produce justo en la jornada en la que el precio del gas natural TTF para entrega en febrero en el mercado holandés quedó ayer en 88 euros el megavatio hora, cuyo precio está casi cinco veces más caro que en enero del año pasado.
La semana pasada, cuando la OTAN puso en estado de alerta sus efectivos en Europa oriental, el precio del gas volvió a situarse por encima de 90 euros.
En su último informe trimestral, difundido ayer, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) señala que en el último trimestre de 2021 las exportaciones rusas de gas bajaron el 25 por cien debido a una fuerte reducción de los flujos en dirección de Europa por Ucrania y Bielorrusia.
Pero la impactante subida del precio de la energía no tiene relación con la tensión en Europa oriental, sino con la llamada “transición ecológica”. Los derechos de emisión de CO2 es una las principales causas de los elevados precios que tiene la electricidad en los mercados mayoristas europeos desde mediados del año pasado.