El miércoles la Unión Europea anunció su intención de “crear un servicio de espionaje europeo al estilo de la CIA”, como tituló Politico (1). Es otro paso en la transformación de la burocracia europea en un gigantesco aparato de represión fascista.
Afortunadamente, es poco probable que esto suceda rápidamente. El titular de Politico se refiere a una de las varias propuestas contenidas en un nuevo informe del antiguo presidente finlandés Sauli Niinistö para “fortalecer la preparación civil y militar de Europa” (2), que destaca las crisis recientes, particularmente la Guerra de Ucrania.
Niinistö pide un enfoque de “preparación general”, que garantice que la Unión Europea pueda “operar en todas las circunstancias” a través de una respuesta integrada a las crisis transfronterizas. Este planteamiento debe integrar un marco de “todo el gobierno y toda la sociedad”, que permita la participación activa de los ciudadanos, el sector privado y las autoridades públicas”.
El informe presenta una serie de propuestas vagas, como promover una “cultura de preparación” dentro de las instituciones europeas y entre los ciudadanos, inversiones a largo plazo en infraestructuras críticas y defensa, formalizar la respuesta intersectorial a las crisis y “fortalecer la capacidad de intercambio de inteligencia en la Unión Europea”. Esta última opción es la que más mencionan los medios.
Una de las áreas prioritarias del estudio es mejorar la recopilación y el intercambio de inteligencia a escala europea, particularmente en lo que respecta al análisis de inteligencia (SIAC), que actualmente depende de contribuciones voluntarias de los estados miembros. Por lo tanto, el informe subraya la necesidad de un intercambio de información más estructurado y fiable entre los estados miembros.
Lo más controvertido es que, además del papel de la SIAC, el informe también propone la posible creación de un servicio europeo de cooperación en materia de inteligencia, que de hecho equivaldría a un organismo supranacional que complementaría las actividades nacionales de recopilación de inteligencia.
Al igual que en el caso de la CIA, las prerrogativas del espionaje europeo estarán dirigidas principalmente contra los propios ciudadanos e incluso contra los Estados miembros, en lugar de a los “enemigos exteriores”. No es un paso hacia una mayor “autonomía estratégica” de la Unión Europea. El informe pide “reforzar la cooperación Unión Europea-OTAN”, lo que significa que cualquier central de inteligencia de la Unión Europea no sería simplemente del tipo CIA; sería, literalmente, una filial de la CIA.
Los gobiernos de la Unión Europea ya comparten inteligencia con la red de los Cinco Ojos, encabezada por Estados Unidos, que reúne a las centrales de Estados Unidos, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido. Estados Unidos no comparte toda su información con otras potencias y las centrales de inteligencia estadounidenses espían sistemáticamente a sus “aliados europeos”.
No se espera que la nueva central europea de espionaje vea la luz en un futuro próximo. Durante la presentación del informe, la propia Ursula von der Leyen admitió que aún quedaba mucha resistencia a tal propuesta dentro de las cancillerías europeas, destacando que por ahora harán hincapié en “fortalecer el intercambio de información”.
Tampoco está claro cómo va a financiar la Unión Europea un nuevo aparato burocrático, dado que los presupuestos de los estados miembros son ajustados y hay poco interés por emitir más deuda. El propio Niinistö admitió que, durante sus discusiones para redactar el documento, se había topado con muchas voces críticas sobre la posibilidad de nuevos préstamos, porque algunos países se niegan a participar en nuevos mecanismos mediante los cuales privan de competencias a los estados para centralizarlos en Bruselas.
(1) https://www.politico.eu/article/europe-spy-service-cia-ursula-von-der-leyen/
(2) https://commission.europa.eu/topics/defence/safer-together-path-towards-fully-prepared-union_en
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