Desde abril China ha impuesto restricciones a la exportación de imanes de neodimio-hierro-boro (NdFeB), que son esenciales para los automóviles, especialmente motores eléctricos e híbridos. China representa el 90 por cien de la producción de imanes y el 60-70 por ciento de la minería y el refinado, lo que le da un anorme poder sobre el mercado mundial.
Como ya adelantamos, debido a las represalias chinas, las fábricas del mundo entero han tenido que suspender la producción, especialmente en Alemania, Francia y Europa del este. Ford suspendió su línea SUV Explorer eléctrica, Suzuki detuvo la producción del Swift, con varias plantas de baterías y motores reportando cuellos de botella.
China se ha compadecido y ha retrocedido un poco con los europeos, abriendo un canal para acelerar las licencias de exportación, pero la situción puede cambiar en cualquier momento.
La Unión Europea, Estados Unidos y Australia financian proyectos mineros y refinerías de tierras raras, pero se necesitarán de cinco a siete años para lograr una capacidad de producción significativa. Los capitalistas ya no saben lo que tienen que inventar. Algunos buscan soluciones de emergencia, como ensamblar los imanes en China para eludir el bloqueo. Otros están rediseñando sus motores para reducir el uso de tierras raras o el uso de alternativas de ferrita, en detrimento del rendimiento.
Más allá del automóvil, las tierras raras son una materia prima estratégica para la energía eólica marina, la robótica, los sistemas de guiado de misiles o drones. La Unión Europea quiere acumular existencias, apoyar el refinado local e invertir en el reciclaje de imanes y materiales alternativos.
Es un fracaso estratégico para Europa, que estaba sobre avbiso, o debía estarlo porque en 2010 China impuso un embargo a Japón, que multiplicó los precios hasta un mil por cien. No pueden decir que no lo sabían.
En 2022 la JEDI (Joint European Disruptive Initiative) alertó a la Comisaria Europea de Energía, Kadri Simson, de la dependencia de los imanes y propuso un programa de “Moonshot” para buscar alternativas. La respuesta es que fueran a la ventanilla de enfrente.
La Unión Europea representa un modelo agotado. No se creó para implementar programas de investigación y desarrollo porque carece de estrategia.
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