La tecnología militar rusa impide la estrategia de la OTAN de alcanzar la supremacía aérea

Rusia ha puesto en servicio la primera batería del nuevo sistema de defensa antiaérea SS-500 Prometheus. El jefe del Estado Mayor del ejército ruso, el general Valery Guerasimov lo anunció el 18 de diciembre durante una presentación ante los agregados militares extranjeros.

En junio de este año ya estacionaron componentes individuales del nuevo sistema en Crimea, cerca del puente de Kerch.

Tanto el sistema SS-500 como el SS-400 evolucionaron a partir del antiguo sistema SS-300, por lo que encaja en el sistema de defensa antiaérea escalonado de Rusia. En lugar de reemplazar sistemas más antiguos como el SS-300 o el SS-400, crea un nuevo nivel entre los sistemas tácticos y el sistema de defensa antimisiles estratégico A-235 Nudol en desarrollo, diseñado para defenderse de ojivas nucleares.

Esta estratificación tiene como objetivo garantizar que no haya lagunas en la defensa contra amenazas, ya procedan de la atmósfera o del espacio.

El SS-500 complementa al SS-400 Triumf con prestaciones únicas en el mundo. Está diseñado para la defensa contra aviones, misiles balísticos y satélites. Es capaz de atacar objetivos a una distancia de hasta 600 kilómetros, un alcance que ningún sistema de la OTAN ha logrado hasta la fecha.

El equivalente más cercano al sistema ruso en términos de prestaciones, el sistema estadounidense THAAD, tiene un alcance máximo de unos 200 kilómetros. Otra comparación: la última versión del sistema Patriot de fabricación estadounidense tiene una autonomía de 160 kilómetros.

El complejo consta de cuatro radares de batería que pueden rastrear objetivos balísticos hasta una distancia de 2.000 kilómetros y debería ser capaz de interceptar armas hipersónicas, aunque los países de la OTAN aún no ha conseguido de fabricarlas. Esta característica es particularmente preocupante a medida que Estados Unidos se centra cada vez más en desarrollar sus propias armas hipersónicas.

Dos tipos de misiles

El SS-500 lo ha fabricado por la empresa pública de armamento Almaz-Antey, que también produce el SS-400 y el SS-300. A diferencia de ellos, que están equipados con cuatro misiles por lanzadera, el SS-500 utiliza una configuración más fina, con dos misiles especialmente optimizados para su uso en altitudes extremas.

Hasta el momento, tiene dos tipos de misiles. El 40N6M está destinado a la defensa aérea y el 77N6/77N6-N1 está destinado a la defensa contra misiles balísticos y satélites con ojivas cinéticas.

El nuevo sistema está diseñado para poder atacar hasta diez objetivos simultáneamente y tener un tiempo de reacción de tres o cuatro segundos. Probablemente consta de cuatro a seis lanzadores, acompañados de los sistemas de radar y vehículos de mando mencionados.

La configuración exacta aún no se conoce. El número exacto de baterías por regimiento también variará según las necesidades estratégicas. No obstante, Rusia configura la defensa antiaérea en regimientos que, en este caso, probablemente constarán de dos a cuatro baterías con un total de ocho a veinticuatro lanzadores.

El SS-500 puede atacar mucho más allá de las fronteras de Rusia

Gracias a su largo alcance, el SS-500 puede atacar mucho más allá de las fronteras de Rusia y apuntar a objetivos de las fuerzas aéreas de la OTAN, como aviones cisterna y aviones AWACS, mucho antes de que se acerquen.

En la Guerra de Ucrania, las tropas ucranianas cuentan con aviones estadounidenses AWACS y sus sistemas de radar aerotransportados, que les confieren considerables capacidades de reconocimiento. Los aviones de la OTAN no necesitan entrar en el espacio aéreo ucraniano para operar, ni tampoco exponerse al fuego ruso.

Aunque Estados Unidos transmite los datos de los objetivos para el ejército ucraniano, Rusia aún no ha intentado derribar con los AWACS, ya que aumentaría el riesgo de una guerra directa contra Estados Unidos y sus secuaces.

Si se produjera un enfrentamiento directo con la OTAN, los aviones AWACS serían un blanco fácil para el nuevo SS-500 por su enorme alcance. En su última configuración, un AWACS tiene un alcance máximo de 520 kilómetros.

Pero no se trata sólo de los aviones, sino también de los sistemas de reconocimiento por satélite de la OTAN. El sistema puede atacar satélites en órbita baja, añadiendo así una nueva dimensión a su alcance operativo. Eso convierte al SS-500 no sólo en un sistema de defensa antimisiles extremadamente potente, sino también en una poderosa herramienta para negar a los adversarios el acceso a importantes dispositivos espaciales, como satélites de comunicaciones, reconocimiento y meteorológicos.

En este sentido, el SS-500 mejora la capacidad del ejército ruso para perturbar las operaciones de la OTAN y los demás países occidentales que dependen de los satélites estadounidenses.

Tras el rastro de los F-35

El sistema SS-500 es interoperable y complementa los sistemas de defensa aérea existentes del ejército ruso. No ha sido diseñado principalmente para combatir aviones de combate convencionales; dependiendo de la distancia, esa tarea la realizan sistemas como el SS-400, el SS-300 o el nuevo S-350.

Sin embargo, el conjunto de radares del SS-500 se puede conectar a los sistemas del SS-400 para rastrear aviones furtivos F-35 a largas distancias. Si la red de radar rusa es realmente capaz de detectar aviones furtivos F-35 y F-22 estadounidenses, destruiría una de las ventajas militares más importantes de la OTAN.

Los imperialistas desarrollan sus concepciones estratégicas en torno a la superioridad aérea. De ahí que, durante décadas, Estados Unidos haya invertido la mayor parte de su presupuesto militar en el desarrollo del F-22 Raptor y, especialmente, del avión furtivo F-35 Lightning II. Si las prestaciones avanzadas de sigilo de estos aviones se vieran comprometidas, esa gigantesca inversión militar quedaría en gran medida invalidada.

Con los misiles SS-500 y SS-400, Rusia logra que los ataques de la OTAN contra su territorio sean extremadamente costosos, incluso con los aviones furtivos F-35. El nuevo misil Oreshnik también podría limitar significativamente la capacidad de la OTAN para utilizar eficazmente sus aviones.

Con el nuevo misil Oreshnik de alcance medio, probablemente el ejército ruso podría destruir objetivos en el radio de acción del nuevo misil como, por ejemplo, aeródromos militares. El Oreshnik tiene 36 submuniciones guiadas individualmente y un peso de combate de aproximadamente 100 kilos.

Si el ejército ruso es efectivamente capaz de inutilizar tanto los aviones como los aeropuertos, por lejanos que estén emplazados, entonces el nervio de la doctrina bélica de la OTAN –lograr la supremacía aérea– ha quedado en entredicho.

—https://www.telepolis.de/features/Russlands-SS-500-Die-Herausforderung-fuer-die-Nato-10221787.html

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