Detalle del mural de Osvaldo Guayasamín |
Las huellas dactilares de la CIA son visibles en docenas de incidentes en Ecuador en los cuales políticos que habían amenazado la política exterior de Estados Unidos fueron eliminados. Por ejemplo, En el mes de mayo de 1981 el avión que transportaba al presidente Jaime Roldós se estrelló en la provincia de Loja, una región montañosa de Ecuador. El presidente Reagan había tenido una relación hostil con los ecuatorianos: Roldós se había negado a aceptar la invitación a su toma del mando y había mantenido relaciones amistosas con los Sandinistas en Nicaragua y con el gobierno cubano. Roldós también demostró su solidaridad con el Frente Democrático de El Salvador que luchaba contra una dictadura militar. Roldós se encontraba planificando la reorganización de la industria petrolera ecuatoriana poniendo en peligro los intereses de las corporaciones petroleras transnacionales. Roldós fue desechado por toda una “serie de quejas” en su contra.
Una vez que Rafael Correa tomó la presidencia, la CIA aceleró su trabajo en Ecuador. Durante una entrevista reciente Correa mencionó que en los primeros días de su gobierno cierto diplomático norteamericano le solicitó una reunión durante la cual él se presentó como “el representante oficial de la CIA en Ecuador”. Tal individuo incluso hizo hincapié en que él actuaba de manera independiente del embajador norteamericano en Ecuador. Como lo señaló Correa en ese momento, “los norteamericanos todavía creen que ellos pueden controlar nuestro gobierno”.
Una de las consecuencias de las más recientes revelaciones del presidente Correa en torno a las actividades subversivas de los servicios de inteligencia norteamericanos en Ecuador fue un incidente que involucró a una agente de la CIA apodada “Swat”.
Desde el año 1984 hasta el 2007 una cierta Leila Haddad Pérez, descendiente de libaneses, operó en Quito como agente ilegal de la CIA. En primera instancia ella utilizaba un salón de belleza como fachada y posteriormente una tienda para la venta de alfombras. Su verdadero nombre era Sania Elías Zaitoum El Mayek. El principal interés de Swat eran los oficiales de alta graduación en las fuerzas armadas y la policía. Las colaboraciones de ellos eran recompensadas con “gratificaciones” pagadas en dólares –superiores muchas veces a sus sueldos oficiales— como también en promesas de un paulatino ascenso en sus carreras. Gracias a los esfuerzos de Swat, muchos cargos importantes en los servicios de inteligencia del Ecuador y en las fuerzas armadas estaban ocupados por agentes de la CIA.
Una de las metas principales era dificultar la participación de Ecuador en esfuerzos por integrar al continente y también impedir el fortalecimiento de cualquier alianza con Venezuela. También se lanzó una campaña contra líderes amigos de Ecuador, como Hugo Chávez Frías, Luiz Inácio Lula da Silva, Néstor Kirchner, Evo Morales y otros.
La red de agentes dirigida por Swat hizo todo lo que pudo para impedir el cierre de la base militar norteamericana de Manta. La campaña electoral de Correa el año 2006 no ocultaba lo que él tenía planeado hacer respecto a la presencia de la base militar norteamericana en el país. Virtualmente cada agente de campo de la CIA en el país fue movilizado en respuesta, como también la inteligencia militar de Estados Unidos la cual incluía a políticos, funcionarios policiales, personal militar, periodistas, activistas sindicales y estudiantiles como también organizaciones no gubernamentales, ONG. Sus esfuerzos fracasaron. Como lo señaló Correa, los métodos empleados por Swat resultaron “torpes” y que “era obvio que ella era el cerebro de la CIA en Ecuador”. En consecuencia, el presidente de Ecuador decidió expulsar a Swat del país. En el mes de julio del 2009 la base militar norteamericana de Manta fue cerrada.
El embajador de Estados Unidos en Ecuador trató de negar la existencia de vínculos entre la CIA y políticos ecuatorianos. Con algo de ironía el presidente Correa le indicó al embajador norteamericano que “estudiara un poco más acerca de cómo funcionan estos servicios… como si él no lo supiera”.
Rafael Correa es consciente que su país todavía está en peligro de golpe de estado. Algunos analistas piensan que finalmente la conspiración de la CIA en Ecuador será dirigida por Mario Pazmino, ex director de los servicios de inteligencia del Ecuador. Correa lo acusó de ocultar informaciones estratégicas vitales respecto del ataque que fue lanzado a través de la frontera colombiana sobre un campamento ilegal de las FARC ubicado dentro del territorio ecuatoriano. Desde su inicio hasta el final, el ataque fue preparado por la CIA y los servicios de inteligencia militar de Estados Unidos.
A consecuencia de estas denuncias, los servicios de inteligencia y contrainteligencia comprometidos del Ecuador, han sido objeto de reformas. Se ha establecido un Secretariado Nacional de Inteligencia, SNI se ha contratado a un nuevo personal y se ha instalado nuevos equipos especializados. Todo esto posibilitará un monitoreo efectivo de las organizaciones que responden a la CIA, tales como la USAID y la NED. Pronto se descubrió que Karen Hollihan, una ecuatoriana de ascendencia germano-norteamericana había sido enviada para restablecer la red de agentes en Ecuador.
Un sujeto de nombre Fernando Villavicencio trabajó como asistente de la Hollihan. El sujeto sostiene ser un experto petrolero pero su principal actividad fue la de denigrar al presidente Rafael Correa. Villavicencio fue condenado a 18 meses de cárcel, por difamación, pero huyó de la cárcel y ahora utiliza internet para la divulgación de artículos escritos por la CIA acerca de corrupción en el gobierno de Correa.
Otro activo contacto de la Hollihan responde al nombre de César Ricaurte quien encabeza la organización sin fines de lucro “Fundamentos” la cual monitorea “las amenazas a la libertad de información” en Ecuador, contribuyendo a que los críticos del gobierno se involucren en la campaña de “denuncias” de la CIA.
La ONG “Participación Ciudadana” que se especializa en “periodismo investigativo”, producto de la CIA, recibió la cantidad de 265.000 dólares de parte de la NED durante los últimos dos años para cubrir sus “gastos corrientes”.
El ciudadano ecuatoriano Mario Ramos, Director del Centro Andino de Estudios Estratégicos, CAES que analiza las operaciones de Estados Unidos contra los gobiernos latinoamericanos que se rehúsan bailar al ritmo de Washington, señaló en TeleSUR que la CIA en sus actividades subversivas evalúa a cada país, antes de escoger “la estrategia de desestabilización apropiada, es decir, guerra económica, guerra psicológica o desinformativa y suma y sigue”.
Ramos piensa que con el objeto de contrarrestar tales operaciones subversivas, los latinoamericanos deben establecer “una estrategia de defensa integrada” que abarque las órbitas de la diplomacia, lo militar y las finanzas y deberán enfocar los esfuerzos de los servicios de inteligencia de sus países en esta tarea.
La denuncia de las actividades subversivas de la CIA en el Ecuador, el desfile de retratos de los perpetradores por televisión y el análisis de las desastrosas consecuencias para el país a cuenta de sus desleales actividades, constituyen pruebas que los dirigentes políticos de Ecuador tanto como los servicios de seguridad, han arribado a las conclusiones necesarias.
Más información:
– ¿Formó parte el asesinato de Roldós en 1981 del Plan Cóndor?