La agresión a Siria no es una guerra civil, es una agresión exterior apoyada por quintacolumnistas pertenecientes al radicalismo islámico interno. Las pruebas son concluyentes, personalidades no sospechosas de radicalismo como el ex ministro francés de exteriores Roland Dumas, reconocieron públicamente que Reino Unido le pidió apoyo a Francia para el proyecto de desestabilización y destrucción de Siria mucho antes de las revueltas “espontáneas” que se produjeron en el país. Todo estaba cuidadosamente planificado.
Hace muy pocos días la propia ONU, en un informe de investigación de crímenes de guerra en la guerra contra Siria, reconocía que la crisis siria está manejada desde el exterior de acuerdo a los intereses de otras potencias, descolgándose también de las tesis de una guerra civil.
El papel que medios como La Sexta ha jugado en este conflicto ha sido y es absolutamente lamentable. Ya hemos denunciado en múltiples ocasiones las vinculaciones económicas de su grupo empresarial con los mayores patrocinadores de la contienda y con las divisiones mediáticas con Aljazeera a la cabeza. Ahora que está fagocitada por una entidad de filiación conservadora no podríamos esperar ningún cambio a mejor, todo lo contrario. Estos días aparecen en La Sexta testimonios de refugiados o de supuestas organizaciones que los tutelan que ahondan en la división interna del país, división artificial impuesta por los patrocinadores de la guerra.
Ya lo hizo A3Media con Venezuela, donde fue pillado in fraganti seleccionado testigos “por casualidad” en la calle para su documental de “investigación” que, en realidad, estaban seleccionados cuidadosamente por la oposición meses antes. Ahora distintos programas de la Sexta están haciendo lo propio con los refugiados sirios. Los resultados electorales en las últimas elecciones en los campos de fuera del país fueron abrumadoramente mayoritarios hacia su actual gobierno. No es creíble que los refugiados unánimemente digan que huyen de bombardeos del gobierno. Máxime cuando el informe mismo de la ONU de la pasada semana decía justamente lo contrario: que son los crímenes contra la Humanidad cometidos por el Estado Islámico los que han producido la mayoría de los desplazamientos recientes en el país; cita concretamente los “asesinatos, la tortura y la esclavitud sexual”.
En la guerra contra Siria no se dirime democracia frente a dictadura como quieren hacernos creer. Los levantamientos dirigidos desde el exterior han provenido del extremismo religioso, que quiere imponer un califato integrista excluyente en el país. En Siria se dirime civilización frente a barbarie, un estado laico frente a otro extremista, un gobierno —imperfecto, como todos— popular frente a un estado fallido regentado por clanes terroristas. No hay medias tintas, no hay puntos intermedios. Frente al estado sirio está al Qaeda y el Estado Islámico con todos países poderosos que les apoyan y financian.
Es hora de tomar partido de una vez por todas contra el terrorismo y acabar con esta masacre. Usar el chantaje del terrorismo para derrocar un gobierno es aberrante, usar a sus víctimas para hacer lo propio, lo es en igual medida. Y eso es lo que están haciendo por acción u omisión, nuestros democráticos medios de comunicación. Por algo son los menos creíbles de toda Europa y los segundos menos creíbles del mundo, tras los Estados Unidos, claro…