El confinamiento y demás restricciones sanitarias han transformado a España en el país con la mayor tasa de paro juvenil de toda la OCDE, según el último informe sobre empleo de dicha Organización. Durante los primeros cuatro meses de pandemia, el paro subió entre los más jóvenes (de 16 a 24 años) en más de diez puntos, pasando del 31,5 por ciento en el que se encontraba en el comienzo de la pandemia, hasta escalar a un máximo del 42 por ciento.
Dicho incremento fue el triple que el experimentado por los mayores de 25 años. “Los jóvenes más afectados fueron aquellos que entraron en el mercado laboral en el periodo de la pandemia, que no consiguieron encontrar su primer trabajo en un contexto de pocas contrataciones”, explica el informe.
Actualmente, la tasa de paro entre los menores de 24 años está en el 38 por ciento, lo que coloca a España por delante de Grecia (34,2 por ciento, según el dato de diciembre de 2020), que fue el que ocupó el primer puesto durante gran parte de 2019.
La media de desempleo juvenil de la OCDE se sitúa en el 14 por ciento, un porcentaje que España duplica con creces.
España redujo un 14 por ciento su presupuesto dedicado a políticas activas de empleo.
Los ERTE sirvieron para mantener contentos y callados a unos 60 millones de trabajadores en el conjunto de países miembros de la OCDE, lo que supone el 20 por ciento de toda la fuerza de trabajo.
Durante el pico máximo de uso de los ERTE en España, estos se aplicaron a un 20 por ciento de los puestos de trabajo, número muy similar al de la media de los países de la OCDE. El cifras absolutas, más de tres millones de trabajadores cayeron en los ERTE en los comienzos de la pandemia.
Además, las restricciones han llevado a la quiebra a una de cada veinte pequeñas y medianas empresas. Entre los trabajadores de las pequeñas empresas, el 27 por ciento ha tenido que acogerse a los ERTE para no morirse de hambre.