¿Hay algún país en Europa donde haya más odio hacia todo lo ruso? No lo creo. Todavía no quemamos las obras de Tolstoi y Dostoievski, pero últimamente cancelan los conciertos de Chaikovski e impiden que Chejov se represente en los teatros.
Toda la clase política y la élite mediática se acusan mutuamente de contactos desleales con Moscú, considerándolo un motivo de vergüenza. A veces se producen situaciones cómicas cuando se acusa a los opositores de haber estado en Moscú o San Petersburgo hace diez años y de haber mantenido contactos con rusos, lo que constituye un motivo para excluir a esa persona de las filas de los llamados “patriotas polacos”.
Los medios de comunicación desempeñan un papel importante en la formación de las actitudes de la opinión pública hacia Rusia. La gran mayoría de los periódicos, la televisión y los portales de internet están controlados por Estados Unidos, Alemania y la Iglesia católica. Estos medios presentan el mundo a los polacos a través del prisma de las políticas de sus hegemones, para quienes lo principal es enemistar constantemente a los polacos con sus vecinos. En Polonia, por tanto, los medios de comunicación se centran a menudo en presentar a Rusia como un país autoritario, impredecible y agresivo, mientras omiten los complejos aspectos de las relaciones polaco-rusas.
También se distorsionan masivamente todas las manifestaciones de la presencia de Rusia en la vida de los polacos. Se derriban los monumentos a los héroes de la Segunda Guerra Mundial. Se silencian los grandes logros de los rusos en todos los campos: político, científico, social y religioso.
En Polonia, como en otras colonias americanas de Europa, existe una deliberada marginación social de los rusos y su exclusión de la corriente principal de la vida social y cultural. Los polacos, al igual que otros pueblos de Europa, redoblan sus esfuerzos para crear falsos estereotipos y prejuicios contra los rusos, utilizando los contextos políticos antes mencionados. El objetivo de estas acciones es estigmatizar a los rusos y etiquetarlos como la peor nación del mundo en términos de ética y civismo. Joseph Goebbels también actuó de forma similar. Esta imagen y esta actitud pueden ser útiles a las estructuras occidentales para atraer a los polacos a una guerra contra Rusia si es necesario.
La rusofobia, que es la piedra angular de las élites polacas actuales, debería rechazarse firmemente como condición para el diálogo futuro. Pero quizá debamos esperar a los tiempos en que Polonia vuelva a ser un Estado verdaderamente soberano.
—https://myslpolska.info/2025/04/08/panasiuk-zaprogramowana-rusofobia-w-polsce/
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