Los precios de la electricidad en los países bálticos han aumentado considerablemente tras la desconexión de la red eléctrica rusa. La región depende ahora enteramente de la red europea. De media, la factura ha subido hasta los 230 euros, en lugar 85 euros de antes.
El cambio de dependencia energética de Rusia a Europa ha tenido un precio que los países bálticos no sospechaban. Estonia, Letonia y Lituania están registrando máximos históricos en términos de costes de electricidad. El 11 de febrero los precios de la electricidad en la región alcanzaron una media de 230 euros por megavatio y hora, lo que supone un incremento considerable respecto a los 85 euros que se pagaban hace exactamente un año.
Desde el 8 de febrero los países bálticos están oficialmente desconectados de la red eléctrica BRELL (Bielorrusia, Rusia, Estonia, Letonia, Lituania) y ahora proporcionan energía a través de la red europea, principalmente desde Polonia.
El ministro estonio de Clima, Yoko Alender, y el presidente lituano, Gitanas Nausida, celebraron el cambio como “una victoria histórica de la democracia”, pero los ciudadanos no piensan igual. Antes de encender la calefacción se lo tienen que pensar dos veces.
Si bien el megavatio por hora costaba de media 62 euros cuando los países seguían conectados a la red BRELL, el precio ya estaba creciendo a pasos agigantados. El pasado 11 de febrero al mediodía, el valor más alto fue de 483 euros por megavatio y hora, más de siete veces el año anterior.
Es el precio de la delirante rusofia que impera en los tres países del Báltico. La semana pasada el precio medio de la electricidad subió de 126 euros por megavatio y hora a 191 euros, un nuevo récord para este año.