JASTA puede derrumbar décadas de propaganda de Arabia Saudí para lavar su imagen ante los estadounidenses y el mundo, lo que puede tener consecuencias financieras, políticas y económicas.
La reputación de Arabia Saudí ante los estadounidenses, que no era tan buena debido al apoyo financiero y logístico del régimen de Al Saud a las corrientes salafistas radicales, se ha desmejorado con la aprobación de JASTA pues ha sacado a luz el papel de Riad en los atentados del 11-S.
A pesar de que 15 de los 19 terroristas implicados directamente en el 11-S eran ciudadanos saudíes, gran parte de los estadounidenses no consideraba a Arabia Saudí como responsable directo o indirecto de estos atentados, principalmente debido a las actividades de los lobbies árabes-saudíes en Estados Unidos y su gran influencia financiera sobre políticos, entidades económicas, centro de investigación, asociaciones de arte y ciencia y los medios de comunicación estadounidense.
Además, la presencia de jóvenes saudíes, sobre todo las mujeres, en las universidades y ámbitos comerciales estadounidenses, había logrado inspirar la opinión que los saudíes se han adherido muy bien a la modernidad y la cultura occidental.
Por lo tanto, JASTA alcanzó neutralizar décadas de costosas propagandas saudíes en Estados Unidos y mostrar la cara verdadera del régimen monárquico de Riad. Este proceso que ha comenzado con la demanda de los familiares de las 3000 víctimas mortales y decenas de miles de heridos del 11-S, puede ejercer una gran presión sobre las autoridades saudíes y afectar la opinión de los estadounidenses sobre las políticas de Arabia Saudí, lo que impondrá grandes costos al régimen de Al Saud para volver a lavar su imagen.
La Ley de Justicia contra los Patrocinadores del Terrorismo aprobada por abrumadora mayoría en la Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos, abrió una nueva etapa en las relaciones entre Washington y Riad. Esta ley pone las relaciones entre estos países al borde del peligro debido a varias causas, entre ellas las jurídicas.
Las consecuencias políticas de JASTA serán muy serias y más importantes que sus resultados jurídicos, dado que no solo se aprobó una iniciativa política sino que se convirtió en ley. Por ejemplo, permite que Arabia Saudí sea reconocida como un patrocinador del terrorismo ante las instituciones jurídicas de Estados Unidos, lo que podría crear un precedente. En el pasado, el Congreso nunca había aprobado una ley que reconociera el apoyo de Arabia Saudí al terrorismo, un flagelo que está azotando varios países.
La inacción de Estados Unidos ante el apoyo saudí al terrorismo se debe a la influencia financiera de Riad y de su lobby en el Gobierno y el Congreso, así como su papel como un aliado clave de Estados Unidos en Oriente Medio. Todos esos motivos habían obstaculizado la aprobación de leyes vinculantes contra Riad.
En otras palabras, Los políticos y los legisladores estadounidenses siempre han tratado de minimizar las presiones sobre su aliado estratégico y de entorpecer los planes diseñados en contra de Arabia Saudí. Por tanto, la ratificación de JASTA (debido a las financiaciones y apoyos logísticos de Arabia Saudí a los terroristas de Al-Qaeda) posibilita y facilita la aprobación de otros proyectos de ley en contra de Riad.
Por otra parte, JASTA generará consecuencias jurídicas, políticas y financiaras no solo para Arabia Saudí sino también para Estados Unidos. Según la regla general de inmunidad del gobierno, los estados del mundo tienen que evitar el ejercicio de la jurisdicción sobre la propiedad y los actos de otros Estados ya que la indicada regla se considera una de las bases del principio de inmunidad de los Estados. En este caso, Estados Unidos rompió la impunidad del gobierno saudí por sus apoyos al terrorismo y podría hacer lo mismo con la República Islámica de Irán para poner fin a sus respaldos a la Resistencia.
Desde el perspectivo jurídico, JASTA y medidas semejantes adoptadas por Estados Unidos, además de crear consecuencias graves para los nexos de Washington con los Estados del mundo, puede ser aplicada por los tribunales internos de otros países como un procedimiento legal en contra del país norteamericano. De este modo, es posible que un gobierno capaz de negociar profesionalmente a nivel internacional tenga éxito en condenar a Washington y demandar compensaciones.
Las advertencias y preocupaciones del presidente Barack Obama, antes de que el Congreso rechazara su veto, muestran que Obama considera la ratificación de JASTA como un peligro para los soldados, los políticos, los ciudadanos y, en total, la credibilidad estadounidense en el mundo así como un desafío en los lazos de este país con sus aliados estratégicos.