Es curioso que seamos los únicos a los que este asunto nos interesa. O quizá no sea tan curioso, pero si los buscadores no engañan para nosotros es muy sorprendente: ningún sitio en castellano muestra ningún interés por la reina de las torturas, la dirigente de la CIA Alfreda Frances Bikowsky. No es que haya pocas búsquedas, sino que no hay ninguna, o sea, cero. Ni siquiera la nuestra y si algo no aparece en un buscador de internet es porque no existe. No existimos, no somos reales.
Seguramente estamos totalmente equivocados. Hacemos el ridículo, pero continuamos informando.
Decíamos que esta agente de la CIA, nacida en 1965, había iniciado su carrera de espía en 1990 formando parte del frente anti-soviético y que luego dirigió durante años el equipo (conocido con el nombre en clave de Estación Alec) encargado de seguir la pista de Al-Qaeda y otras organizaciones fundamentalistas a lo largo de los cinco continentes, lo que en términos militares equivale a una graduación de general.
El nombre de Bikowsky se destapó recientemente (1) y el Comité de Inteligencia del Senado dijo que, además de un elemento clave del programa de torturas, la espía había sido también una de sus principales defensoras. En Estados Unidos los medios de comunicación la llaman «La Reina de la Tortura».
El reconocimiento oficial por parte del Senado de que la CIA torturó a los detenidos por el ataque a las Torres Gemelas conduce a otro reconocimiento, esta vez oficioso, de que la versión oficial acerca del asunto es -una vez más- mentira. Dado que esa versión oficial decía que Osama Bin Laden había ordenado las voladuras del 11-S, y dado que eso es mentira, la pregunta entonces es quién las ordenó.
La respuesta sólo puede ser una: las ordenó quien vertió después la cortina de humo de mentiras, es decir, la CIA. Según dos periodistas estadounidenses, Ray Nowosielski y John Duffy, los hilos de la trama conducen hacia Bikowsky. La información era harto conocida, pero ahora se le pueden poner nombres, apellidos y otros detalles. Se le llama comisión por omisión, es decir, dejar hacer. Bikowsky y otro agente de la CIA llamado Michael Anne Casey no informaron a la Casa Blanca y al FBI de que Jalid Al-Mihdhar, un miembro de Al-Qaeda al que vigilaban estrechamente, había obtenido un visado para entrar en Estados Unidos en el verano de 2001. Al-Mihdhar fue uno de los secuestradores de los aviones del vuelo de American Airlines 77 que chocó contra las Torres Gemelas.
Además, la CIA no siguió su pista cuando entró en Estados Unidos y diseminó pistas falsas con hombres de paja. En 2003 Bikowsky fue la persona que secuestró, drogó, sodomizó y torturó a un ciudadano alemán, Jalid El-Masri, que nada tenía nada que ver con el terrorismo, a pesar de la oposición de otros agentes de la misma CIA, que conocían la inocencia del detenido.
La reina de la tortura participó activamente en el interrogatorio del jefe de los ataques a las Torres Gemelas, Jalid Sheik Mohammed y en la tortura de la bañera («waterbording») practicada a otro detenido, Abu Zubaydah.
Aunque la propia CIA ha calificado de «repugnantes» los métodos de tortura que ella misma ha venido utilizando durante años, en lugar de ser sancionada por sus crímenes, Bikowsky fue ascendida a la jefatura de la unidad antiterrorisra de la CIA por el entonces director de la CIA, Michael Hayden, que quería promocionar a los espías con más iniciativa (2).
En internet hay un sitio, llamado Cryptocomb (3), especializado en divulgar documentos secretos de la CIA. Hace un año publicó un artículo consagrado a Bikowsky en el que decía que su marido es David Silverstein. Ambos se conocieron a comienzos de los años ochenta cuando estudiaban en la Universidad Tufts
Silverstein dirige uno de los grupos de presión más importantes de Estados Unidos dedicado a la consolidación de los vínculos con Israel.
Por lo tanto, Silverstein es otro de los eslabones que acerca el 11-S a Israel y ayuda a entender las razones por las cuales los fundamentalistas islámicos han tomado como objeto de sus ataques a los árabes, dejando al margen al Tel-Aviv.
En 2007 Silverstein fundó ASMEA, la organización que preside el ultrareaccionario Bernard Lewis. También es vicepresidente de la Fundación para Defensa de las Democracias y analista de la Heritage Foundation.
En un artículo publicado en 1991 Silverstein recomendaba la tesis doctoral de Bikowsky, quien ya era de la CIA y con la que contraería matrimonio. Dicha tesis doctoral versaba sobre un asunto sutil: las diferencias entre las prácticas antiterroristas estadounidenses e israelíes.
La tesis de Bikowsky fue patrocinada por Michael Hayden, un antiguo director de la CIA (y en 2001 de la NSA) que ahora trabaja para Michael Chertoff, que tiene la doble nacionalidad, israelí y estadounidense, que dirigió la seguridad interior de Estados Unidos y se encargó de repatriar a los espías israelíes detenidos inmediatamente después de la voladura de las Torres Gemelas.
Según parece, su imagen es la que ofreció la Casa Blanca en último plano con motivo de las celebraciones por la captura de Bin Laden, aunque en aquel momento la presentaron con el nombre de Audrey F. Tomason y el cargo de «Directora de Contraterrorismo».
(2) At the CIA, Accidentally Kidnapping and Torturing an Innocent Guy Earns You a Promotion, http://gawker.com/5755942/at-the-cia-accidentally-kidnapping-and-torturing-an-innocent-guy-earns-you-a-promotion
(3) Alfreda Frances Bikowsky Head of CIA Darkside?, http://cryptome.org/2013/03/bikowsky-top-darkside.htm, CIA Officer Alfreda Frances Bikowsky, Cryptocomb, 19 de enero de 2014, http://cryptocomb.org/?p=338
Bikovsky al fondo con sus jefes |