El martes por la noche la policía nigeriana reprimió a tiros las protestas contra el terrorismo policial. Desde el inicio de las manifestaciones hace dos semanas, un total de 56 personas han muerto en todo el país.
El miércoles los manifestantes quemaron la sede de la Autoridad de Puertos de Nigeria, donde los bomberos tuvieron que esforzarse para contener las llamas. Varias comisarías, la sede de una cadena de televisión y una terminal de autobuses también han sido incendiadas.
En Lagos, una ciudad con de 20 millones de habitantes, grupos de manifestantes tomaron el control de casi todas las carreteras de acceso. También estallaron enfrentamientos en la capital, Abuya, donde decenas de vehículos y edificios fueron incendiados.
El gobernador de Lagos ha impuesto el toque de queda y el ejército patrulla las calles. En Benin City, la capital del estado de Edo, al sur del país, también han impuesto el toque de queda.
Las manifestaciones se reprodujeron horas después de que el gobernador de Lagos anunciara la imposición del toque de queda. Ante la decisión de los manifestantes de seguir protestando, la policía respondió disparando con munición real contra la multitud.
Las promesas del gobierno de disolver una unidad antirobos no ha frenado las movilizaciones, que suman ya 14 jornadas consecutivas de protestas.
Ayer se escucharon varios disparos y una espesa humareda negra emanaba del techo de la prisión central de Lagos. “Están atacando la prisión” declararon policías ubicados cerca del centro penitenciario.
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