A raíz de sus palabras, media docena de agentes insultan a Carmena llamándole “vejestorio despreciable” e incluso le desearon directamente la muerte.
Estos palabras están siendo investigadas por el juzgado de instrucción número 49 de Madrid ya que además hubo amenazas de muerte entre policías.
El grupo de WhatsApp, formado en la actualidad por 115 policías, se creó hace dos años para hablar sobre asuntos laborales y llegó a tener más de 200 guindillas.
Con los atentados de Barcelona y Cambrils, y el Procés, algunos integrantes del grupo han aprovechado el chat para sacar a pasear el instinto fascista que llevan dentro, cargando contra la alcaldesa, los políticos de izquierdas, así como periodistas, inmigrantes y otros policías.
Uno de los policías del grupo recriminó a sus colegas por hacer estas declaraciones en un chat que estaba pensado para cuestiones laborales y le amenazaron, lo que el policía respondió presentando una denuncia ante los juzgados el 13 de noviembre.
Uno de los policías locales lamentó que la alcaldesa no fuera asesinada en el atentado fascista en el bufete de Atocha en 1977 donde murieron cinco abogados laboralistas. “Lo que es terrible es que ella no estuviera en el despacho de Atocha cuando mataron a sus compañeros […] qué vejestorio más despreciable”, escribió el guindilla.
Tras esto, algunos policías comienzan a descalificar el independentismo catalán y algunos pidieron un atentado como el de La Rambla. Un pantallazo de la noticia sobre un acto “contra el día de la Hispanidad” en un local cedido por el ayuntamiento provocó nuevos insultos de uno de los policías: “Hija de la grandisima puta roja de mierda mal parida”.
Otro agente incluso llegó a desear que Carmena tuviera un accidente y “una muerte lenta y agónica […] No creo que merezca otra cosa ella y su equipo de gobierno”, añadió.
Con motivo de unas declaraciones falsas de la periodista Ana Pastor de La Sexta sobre los atentados, de nuevo se enciende el chat y alguien escribe: “Ojalá explote La Sexta con todos ellos dentro y que ese día esté también Pablo Iglesias y Rufián”.
Todos estos comentarios y algunos más están recogidos en la denuncia que presentó el pasado 13 de noviembre uno de los policías que formaban parte del grupo de WhatsApp.
El policía asegura que ha recibido amenazas y que, según él, se está cometiendo un delito de odio.
https://www.digitalsevilla.com/2017/11/20/policias-municipales-vierten-insultos-amenazas-manuela-carmena-se-muera-la-zorra-vieja-ya/
Manuela Carmena ha sido jueza, es decir ha formado parte del aparato represor del estado burgués español, exactamente igual que los policías municipales de Madrid, pero en otras funciones. Como alcaldesa ya hemos visto que no ha cambiado nada en temas fundamentales, como el de las contratas del ayuntamiento. En cuanto a la Sexta, es parte de Antena 3. Una es abiertamente partidaria de las tesis burguesas, y la otra es partidaria de respetar el orden burgués; simplemente se presenta como contestataria para poder colar mejor mensajes de derechas, como presentar las instituciones del estado burgués como populares, como si esto fuese una república de los trabajadores, y de paso siembran el derrotismo y la confusión entre la clase obrera. Por eso muchas gracias a los redactores de esta publicación, por fin hay un medio de la clase trabajadora para que los trabajadores nos enteremos de lo que realmente está ocurriendo desde nuestro punto de vista.
Sí es cierto que dentro del aparato del estado burgués se está imponiendo la tesis ( y llevando a la práctica ) de rebajar el número de presos encarcelados, porque el desproporcionado número de presos de su sistema represivo es muy caro y no le queda otra opción que rebajar costes, básicamente excarcelando presos y sustituyendo penas de cárcel por multas y por penas de trabajo gratuito al servicio del estado burgués.
Han habido jueces como Manuela Carmena partidarios de esta política y se han expresado al respecto, pero lo único que han hecho es dar una expresión ideológica a un hecho que se produce por la necesidad del estado burgués de sanear sus cuentas, creando la falsa ilusión de que los funcionarios que forman parte del aparato represor del estado burgués tienen algún tipo de control sobre las instituciones de las que forman parte.