Las fuerzas gubernamentales, en colaboración con las unidades de policía militar rusa, han comenzado a patrullar el perímetro exterior e interior de la ciudad y están dispuestas a proporcionar seguridad a los residentes. Las unidades kurdas de las Fuerzas Democráticas Sirias han abandonado la ciudad.
Además, los kurdos han abandonado la zona de Daad, los controles de carretera de los alrededores están ahora ocupados por tropas del ejército sirio.
Con el apoyo de Rusia, el objetivo del gobierno sirio es evitar una catástrofe humanitaria, la muerte de civiles y que los mercenarios del Califato Islámico huyan de las cárceles hasta ahora custodiadas por los kurdos, que han permanecido desprotegidas desde el comienzo de la agresión turca en el norte de Siria.
Al igual que en Alepo y otras zonas liberadas, la policía militar rusa garantizará la identificación y detención de los yihadistas, en colaboración con el gobierno de Damasco, independientemente de su nacionalidad.