Mientras la lucha vecinal se ha esforzado por ser pacífica, la policía entiende su función de una manera muy distinta y los incidentes se suceden uno detrás de otro.
Al mediodía la policía cargó contra un grupo de mujeres que se habían colocado en el paso a nivel de Santiago El Mayor (Murcia) para dar su apoyo a los vecinos.
Las mujeres, la mayoría de ellas jóvenes, fueron dispersadas por la fuerza. Habían acudido a la acampada instalada en un jardín cercano a las vías, ya que los organizadores del campamento las habían invitado a una comida popular con motivo del 8 de marzo.
El movimiento feminista había organizado varias actividades previas a la manifestación junto a las vías, como un ensayo de coreografía tipo haka neozelandesa con movimientos de autodefensa y símbolos feministas.
Cuando al mediodía empezaron a acudir, la policía comenzó a dar empujones y terminó con una carga policial hasta que consiguieron dispersar a las vecinos que estaban allí concentrados.
Los vecinos que presenciaban la carga increparon a la policía a gritos por la violencia desplegada.
Es un movimiento vecinal nacido en los barrios obreros de la zona sur de Murcia que se ha heredado de padres a hijos, de vecino a vecino (los viejos lo transmitieron a los que iban llegando) e incluso de casa en casa. Se resume en una frase: “El tren por abajo, yo por arriba”.
Empezó como una forma de reivindicar que las vías del tren convencional, que partían la ciudad de Murcia de norte a sur, dejaran espacio a la gente. Murcia está dividida por una planificación ferroviaria que primó que la estación estuviera cerca del centro y que las vías atravesaran toda la ciudad, precisamente, salvando el centro. Para ello había que cortarla en dos.
En los ochenta los vecinos eran gente joven, de clase trabajadora. Eran como el actual y eterno portavoz de la plataforma, Joaquín Contreras, que hoy ya pasa los 70 años.
Casi todos, él también, se siguen manifestando hoy.
“A los más veteranos de los barrios del sur de Murcia les hemos visto envejecer en las fotos del periódico”, dice un vecino con orgullo. “Los políticos que les han prometido cosas han cambiado pero ellos siguen aquí”, añade. Los políticos son como un hilo de agua sobre una piedra que es la plataforma: año tras año la han ido desgastando con anuncios que no se cumplían pero la piedra -la protesta- ahí sigue.
La estación del Carmen es del siglo XIX, y entonces se dijo que era “provisional”. Algunos tramos de la vía que viene desde Madrid atravesando La Mancha también son de cuando la Revolución Gloriosa de 1868.
A finales de los noventa, con el AVE ya volando entre Madrid y Sevilla, empezaron las promesas del soterramiento. Algunos recortes de prensa incluyen fotos de políticos de entonces con promesas de 8.000 millones de pesetas para cambiarlo todo, para hacer un soterramiento integral de la vía.
Aquellas promesas no se concretaron hasta los acuerdos de 2001 y 2006 entre los gobiernos central, local y regional, que transformarían antes de 2010 la ciudad: un soterramiento total que liberaba millones de metros cuadrados de vía e instalaciones ferroviarias. Un idílico proyecto de zonas verdes y cambio radical para Murcia.
Nunca llegó. Pero sí llegó la crisis.
Los vecinos se habían mostrado bastante incrédulos ante todos aquellos proyectos en las reuniones con las distintas administraciones.
Mientras tanto, todos los martes -durante años- se siguieron manifestando en el paso a nivel: “Algún día éramos solo 5 ó 6”, confiesa Antonio Hernandez, uno de los portavoces de la plataforma, y su padre, dos habituales en las manifestaciones.
La crisis urbanística que golpeó a España y al mundo entero golpeó a la Región de Murcia de una manera brutal. Una comunidad autónoma tan vinculada al ladrillo se sumió en graves problemas económicos. Esa es una de las causas para que el AVE, que tenía que haber llegado a la ciudad (y a la Región) procedente de Alicante, se parara en seco en la provincia vecina. Con esta parada también se paró el proyecto de soterramiento.
Ahora, en 2017, llevamos años con el AVE, según confiesa un político de alto rango del Gobierno Murciano, parado a las puertas de Murcia por problemas técnicos y de presupuesto.
¿Y qué ha pasado para que el sábado pasado estos mismos vecinos de hace 30 años hayan juntado a 50.000 personas por el centro de Murcia?
No es fácil de explicar, sobre todo si leemos que ahora mismo Ministerio, Gobierno regional y Ayuntamiento (los tres en manos del PP) insisten en que el soterramiento está presupuestado y es una realidad que se va a conseguir.
Tras numerosos retrasos, ese soterramiento llegará según la última previsión (optimista) del gobierno central entre 2020 (una primera parte) y el 2023 (la totalidad)…
http://cadenaser.com/emisora/2017/10/04/radio_murcia/1507138466_915280.html