Muy en particular, como venimos diciendo, hay que redoblar la atención de la situación en las unidades carcelarias, que escalaron desde reclamos y protestas a motines, como en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, y antes en Coronda y La Flores, provincia de Santa Fe. Allí, el estado provincial descargó la represión, bajo la dirección del ministro de Seguridad provincial, Marcelo Saín, y el secretario de Justicia, Gabriel Somaglia, con la intervención de agentes de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) y del Grupo de Operaciones Tácticas (GOT), junto al Grupo de Operaciones Especiales Penitenciarias (GOEP). El saldo final es –por ahora- de varios hospitalizados y cinco muertos: Alan Matías Miguel Montenegro, de 23 años, en Coronda, y Matías Gastón Crespo, de 31 años, Andrés Ezequiel Behler, de 23, Rolando Duarte, de 60, y Jonatan Exequiel Coria, de 29 años, en Las Flores. Independientemente de las circunstancias en que se produjeran sus muertes, el estado es responsable, ya que se trata de personas bajo su poder de hecho y derecho.
Por otra parte, es incesante la circulación de vídeos y denuncias de vecinxs sobre el accionar de la policía en las barriadas. En La Pampa, en el Barrio Malvinas de General Pico, un hombre salió a comprar pan, recibió disparos de bala de goma de la policía y terminó hospitalizado. Familiares y Amigxs de Luciano Arruga han denunciado el hostigamiento que se vive en el Barrio 12 de Octubre, en Lomas del Mirador, donde vivía Luciano y aún reside parte de su familia, y desde el Barrio San Alberto llegan imágenes de jóvenes detenidos por la policía, obligados a “bailar”, cantar el himno nacional y hacer sentadillas en plena calle.
Es imposible, hoy, 25 de marzo, ignorar que se cumplen 43 años de la desaparición forzada de Rodolfo Walsh, interceptado por un grupo de tareas de la ESMA, cuando se alejaba del buzón calle en la esquina de Humberto Primo y Entre Ríos, donde acababa de depositar su Carta Abierta a la Junta Militar.
Rodolfo Walsh, que se jugó la vida un día como hoy para difundir la denuncia de lo que sucedía en Argentina, es el que nos enseñó a distinguir el gatillo fácil detrás del “enfrentamiento”, a caracterizar la responsabilidad estatal por los “suicidios” o los incendios en cárceles y comisarías y marcó el camino para la denuncia de la tortura sistemática en lugares de detención. Es el mismo que nos explicó que, así como hay apenas media docena de chistes básicos que admiten infinitas variaciones, la crónica policial también registra media docena de historias “modelo” que justifican las detenciones arbitrarias, y que, adelantándose décadas a su época, incluyó en su análisis de la política represiva estatal los feminicidios de uniforme, con aquello de que “sus conflictos personales y aun sus pequeños incidentes cotidianos suelen resolverse por la vía del arma reglamentaria”.
En este nuevo contexto de excepción, sustancialmente distinto al de 1977, pero que victimiza centralmente al mismo pueblo trabajador, vaya en estas líneas el homenaje que no podemos hacerle hoy en las calles.
Cuidémonos colectivamente, del virus y de la represión.
La salida es la organización colectiva y popular.
https://agenciaparalalibertad.org/mas-de-41-000-personas-fueron-detenidas-y-sana-con-los-mas-vulnerables/