Ahmad Al-Manasra es un palestino encarcelado en una prisión israelí desde los 13 años. Ahora tiene 21 años y padece una enfermedad mental causada por su prolongado encarcelamiento. Hace unos días se celebró un juicio para revisar su situación.
En 2015 los tribunales israelíes le condenaron a 12 años de cárcel por acompañar a su primo Hassan Manasra, que apuñaló a dos colonos israelíes cerca del asentamiento ilegal de Pisgat Zeev, en la parte oriental de Jerusalén, militarmente ocupada por Israel.
Su primo, que tenía 15 años en aquel momento, murió por los disparos de un civil israelí, mientras que a Ahmad le propinaron una brutal paliza y luego le atropellaron con un vehículo. Sufrió fracturas en el cráneo y hemorragias internas.
La policía israelí se cruzó de brazos mientras los colonos linchaban al niño.
Los tribunales israelíes le acusaron de intento de asesinato. Dado que la legislación israelí de aquella época no permitía condenar a niños menores de 14 años, los ocupantes esperaron a que Ahmad cumpliera 14 años para condenarlo y le impusieron una pena de 12 años. La condena se redujo posteriormente a 9 años y medio de cárcel.
Hoy la legislación israelí es mucho peor, ya que permite encarcelar a un menor condenado por delitos graves como asesinato, intento de asesinato u homicidio.
Estando en prisión circuló un vídeo en el que un policía israelí le interroga violentamente y le grita. El niño le repite al policía que no recuerda nada.
La cuestión de los presos afecta a todas las familias palestinas, ya que desde 1967 hay casi un millón de palestinos detenidos por Israel. A finales de febrero de este año, Israel había detenido a 4.400 palestinos, entre ellos 160 niños y 33 mujeres, y 490 habían sido puestos en detención administrativa sin acusación ni juicio.
Los ocupantes israelíes disponen de un sistema de tribunales militares para condenar a los palestinos a penas absolutamente exhorbitantes.
La salud mental del niño se deterioró considerablemente en prisión, como consecuencia de los numerosos abusos y del régumen de aislamiento en el que le recluyeron desde noviembre del año pasado, alegando que su salud mental no es estable y que colocarlo con otros presos podría causarles daño.
Ahmad no recuerda el día en que los colonos israelíes le lincharon en Jerusalén. En diciembre el gobierno permitió a un médico externo visitarle por primera vez desde su encarcelamiento. El médico emitió un dictamen de esquizofrenia. “Está sufriendo, es un enfermo mental crónico y hay un peligro real para su vida. La última vez que lo visité, hace tres semanas, me preguntó si estaba seguro de que era ilegal en el Islam que la gente se suicide”, dice un médico.
Huelgas de hambre en las cárceles israelíes
Las condiciones de encarcelamiento de los presos palestinos, especialmente de los niños, son deplorables. Tres de cada cuatro presos políticos palestinos son sometidos a abusos y torturas a manos de las tropas israelíes desde el momento de su detención. Estas condiciones llevan a los presos palestinos a organizar huelgas de hambre individuales o colectivas e indefinidas para mejorar sus condiciones de vida.
El deterioro de la salud mental de Ahmad es consecuencia de las condiciones de reclusión en las cárceles israelíes, en las que los presos son retenidos sin las normas mínimas que exige la dignidad humana. En una reciente declaración, la madre del niño exigió su liberación inmediata, subrayando que el estado de su hijo “haría llorar a las piedras”. Añadió que Ahmad la necesita.
Se ha lanzado una campaña internacional de solidaridad para presionar al gobierno israelí a fin de que mejore sus condiciones de reclusión y lo trasladen a los módulos normales de la prisión. “Queremos dar fe de que Ahmad ha sido sometido a continuos castigos y malos tratos, a múltiples torturas físicas, psicológicas y sociales, incluida la privación de la conexión familiar, de las visitas y de la comunicación con sus padres y hermanos, y el reciente aislamiento”, afirma la Red Palestina de Salud Mental en un comunicado.
El American Friends Service Committee, una organización de la Iglesia Cuáquera de Estados Unidos inició la campaña de denuncia “No Way to Treat a Child”, contra el encarcelamiento de los niños palestinos.
El caso de los cinco niños de la aldea cisjordana de Hares es un testimonio del trato de Israel hacia los niños palestinos. En 2013 cinco de ellos fueron apartados de sus familias y condenados a 15 años de prisión tras ser acusados de lanzar piedras a un camionero israelí que había perdido el control del volante, acusación que negaron y que algunos de ellos confesaron posteriormente bajo tortura.
El conductor del camión israelí, que chocó contra otro coche de colonos israelíes y mató a un colono israelí, afirmó inicialmente que el incidente se debió a un neumático pinchado, pero luego cambió su versión, que los tribunales israelíes adoptaron. Los chicos de Hares tuvieron que firmar confesiones en hebreo, un idioma que no entienden.
La cuestión de los niños palestinos presos es generacional. En 1991 Tariq Barguthi, el abogado de Ahmad, fuera él mismo un niño prisionero. Las tropas israelíes lo detuvieron para presionar a sus hermanos para que se entregaran.
Barguthi volvió a ser detenido en 2019 tras defender a Ahmad y fue condenado a 13 años de cárcel por el tribunal militar de Ofer, el mismo en el que en su día defendió varios casos de niños palestinos presos. Muchos vieron en esta sentencia un intento de silenciar a los abogados que defienden a los niños palestinos presos.
—https://israelpalestinenews.org/ahmad-al-manasra-a-palestinian-child-who-grew-up-behind-israeli-bars/
No parecen tener idea de lo que es la esquizofrenia. Obviamente sí tienen idea, en occidente se inventó: se inventó sin ser demostradas las causas de la enfermedad. No se sabe si es una descompensación de hemisferios cerebrales, un desequilibrio dopaminérgico o las palomas (en el caso de los transeúntes que conviven con ellas). Como no lo saben se opta por aplicar lo mismo que el covid: no sé las causas de la enfermedad y un día me invento algo y otro día admito que no sé nada pero que tengo que tratarlo. A muchos presos en los que no hay ningún sostén político-militar para encarcelarles se opta por el montaje sanitario, que no es otra manera que perpetuar el encarcelamiento. Esto no va de que hagas daño a los demás, sino que eres un verdadero peligro para ti mismo. Es algo que han inventado para que no sea posible judicializar tampoco estas cosas: a los médicos no se les puede llevar a juicio. Son temas civiles. A los médicos se les cambia de parecer con abogados «sensibilizados» es decir expertos en la materia. Una especie de secta o mafia que se va a aprovechar de ti porque va a optar por llevarte el caso imponiendo su programa. Son el nuevo psiquiatra. Muchos son de oficio por lo que es más difícil que dejen de ser tu abogado. Si no les pagas siguen siéndolo. Y si les quieres impugnar el colegio te lo impide y si consigues cambiar tienen a otro abogado tan sensibilizado y sectario como el anterior. Y como te derriten tu dinero pues no puedes tener ninguno y los procesos civiles lo requieren.