Es la demostración de que la lógica formal, fundada sobre el principio de no contradicción, acaba en una contradicción.
Ocurre lo mismo contra quienes han convertido la lucha contra las mentiras en una mentira o contra quienes roban un banco y para facilitar la huida gritan ¡al ladrón!
De quien más hay que desconfiar es de esa legión de cazadores de mentiras que ha surgido últimamente para distraer la atención.
Veamos: los días 4 y 5 de marzo la empresa estadounidense Mozilla organizó en París una conferencia sobre la lucha contra proliferación de noticias falsas durante los períodos electorales e invitó a varios “expertos” en el tema.
Entre ellos estaba New Knowledge, una empresa estadounidense campeona de la cruzada contra los engaños que ha admitido públicamente haber creado cuentas falsas en las redes sociales para simular que eran rusas.
Algunas de las cuentas se abrieron en Alamaba durante las elecciones y se asociaron al candidato republicano Roy Moore para generar la apariencia de que exitía algún tipo de vínculo entre Moore y Rusia.
¿Les suena de algo?
Por lo tanto, nosotros entendemos que dicha empresa es experta en falsedades no porque luche contra ellas sino porque es quien las fabrica.
Otros expertos eran los inquisidores de DisinfoLab, una de esas ONG que se ha atribuido a sí misma la tarea de luchar contra las noticias falsas, aunque es otro fabricante de falsedades: a principios de agosto del año pasado afirmaron que el Caso Benalla era un supuesto de “injerencia rusa” en la política francesa.
Al gobierno francés la intoxicación de DisinfoLab le vino como anillo a dedo y le faltó tiempo para sacudirse el problema Benalla de enmedio echando la culpa a Rusia, un país convertido en el comodín de la baraja.
El asunto se enredó más todavía cuando a DisinfoLab le empezaron a llover los palos por mentirosos. No le quedó más remedio que desdecirse: no había ninguna prueba de que los malditos bots rusos hubieran fabricado o inflado el Caso Benalla en las redes sociales.
“Para denunciar las noticias falsas, nadie está en mejor posición que quienes las fabrican”, concluye certeramente el semanario francés Le Canard Enchaînné.
En diciembre Macron promulgó una ley de censura con la excusa de la lucha contra la manipulación de la información durante las elecciones. En virtud de la nueva censura, el Consejo Superior Audiovisual puede suspender a los medios de comunicación durante la campaña electoral si considera que difunden información falsa.