Desde el invierno pasado la OTAN ha refuerzado su presencia aérea y naval en la zona del puente de Euxin. Según un mensaje del representante estadounidense ante la OTAN, Kay Bailey Hutchison, en Tweeter, los aliados aprobaron en abril un “aumento de la seguridad” en la región que tiene varios obstáculos bien conocidos.
En primer lugar, el coste de la presencia naval y los problemas de capacidad. ¿Quién desplegará los buques? Hasta la fecha Rumanía y Bulgaria sólo pueden llevar a cabo misiones de soberanía que son responsabilidad de un Estado con una línea costera que proteger y vigilar.
También están las restricciones legales a la presencia naval extranjera (la de los Estados no ribereños) en el Mar Negro como resultado de la Convención de Montreux (1936).
Por último, Turquía está dificultando la tarea de la OTAN. Aunque Turquía es miembro de la OTAN, en el Mar Negro, Ankara tiende a anteponer sus intereses a los de sus aliados. Desde siempre Turquía considera que en el Mar Negro su seguridad depende sobre todo de sus buenas relaciones de vecindad con Rusia.
La dimensión naval del escenario del Mar Negro volvió a destacar durante el incidente de Kerch entre Rusia y Ucrania el pasado mes de noviembre. Desde entonces, la OTAN no ha cesado de aumentar su presencia naval en la región. Sólo en los primeros seis meses de 2019, los buques de la Alianza han proporcionado una permanencia en el Mar Negro que ya ha superado en días la de todo el año 2016 (casi 160 días acumulativos).
Más unidades están probando los límites de la Convención de Montreux. Las fragatas holandesas F-805 Evertsen y la canadiense Toronto, así como el buque de investigación británico HMS Echo, han pasado 21 días cada una en la cuenca póntica, el máximo permitido para los buques de guerra de Estados ribereños que no son del Mar Negro (artículo 18 de la Convención de Montreux) en abril y mayo. Sin embargo, la mayoría de los barcos de la OTAN rara vez permanecen más de diez días, por regla general.
Washington está considerando ampliar los límites de la Convención de Montreux para incrementar la presencia naval de la OTAN en el Mar Negro. Si bien no se trata de cuestionar la letra del texto, su espíritu se vería sin embargo sacudido por tales medidas. Entre las vías exploradas está el despliegue de pequeñas lanchas patrulleras ligeras de forma permanente.
Para evitar que caigan dentro de los límites de tiempo impuestos por la Convención, el proyecto consiste en iniciar la travesía en el Danubio para sacarlos del espacio marítimo del Mar Negro, antes de enviarlos de vuelta a él.
Otra opción es la de poner las patrulleras en tierra firme durante un cierto período de tiempo, de nuevo para que no contabilice como días de navegación. Rumanía desempeñaría un papel central al abrir las desembocaduras del Danubio a los patrulleros estadounidenses, al ser el país anfitrión de los patrulleros estadounidenses.
Otra área de exploración de larga data es el desarrollo de la capacidad de las armadas de Bulgaria y Rumania. El 3 de julio el gobierno de Bucarest aceptó la propuesta elaborada por Naval Group y Santieru Naval Constanta, comprando 4 corbetas Gowind multimisión por un importe de 1.200 millones de euros, lo que incluye la modernización de las fragatas tipo 22 y la construcción de un centro de mantenimiento y formación.
El rearme naval rumano podría dar lugar a una reducción de la presencia naval de las armadas de los países de fuera de la región. En la misma línea, Washington entregó el año pasado pequeñas lanchas patrulleras a la Armada ucraniana.
El aumento de la actividad naval de la OTAN en el Mar Negro no es del agrado de Ankara. El texto de Montreux sigue siendo la piedra angular del acuerdo ruso-turco en el puente de Euxin. El viceministro de Asuntos Exteriores ruso Alexander Gruchko (antiguo representante ruso ante la OTAN) recordó a la Conferencia de Seguridad de Munich el pasado mes de febrero que sus términos deben ser observados estrictamente.
En abril denunció el aumento de la actividad naval de la OTAN en el Mar Negro. Si la rotación de sumergibles que Rusia llevó a cabo la pasada primavera entre el Levante y el Mar Negro provocó protestas, especialmente en Kiev, Ankara no ha encontrado motivos para quejarse. Por parte turca, se recuerda que en 2016, en el punto álgido de las tensiones con Moscú tras el caso del Sujoi ruso derribado por un caza turco, Ankara se opuso a una iniciativa rumana para institucionalizar una fuerza naval de la OTAN en el Mar Negro, propuesta en la Cumbre de Varsovia de la Alianza.