La OTAN ha conseguido contrarrestar los ciberataques rusos contra Ucrania. A partir del Golpe de Estado fascista de 2014 las potencias occidentales se volcaron en la preparación del ejército ucraniano para hacer frente a la ciberguerra de Rusia.
Durante ocho años Ucrania invirtió mucho en nuevas tecnologías, lo mismo que Polonia y los Estados bálticos. A principios de 2016 el Parlamento asignó un presupuesto a la ciberdefensa, el gobierno dio a conocer su primera estrategia y creó el Centro Nacional de Ciberseguridad.
Al año siguiente promulgó una ley sobre ciberseguridad que amplía las competencias de investigación e interceptación de los organismos ucranianos y creó una ciberpolicía.
Tras cada uno de esos pasos estaban las potencias occidentales. Las normas y procedimientos ucranianos se asimilaron a los modelos occidentales. Ucrania abrió una plataforma de intercambio de datos cibernéticos conforme a las normas de la OTAN y la Unión Europea, lo que ha permitido compartir rápidamente indicadores de ataques y las primeras herramientas técnicas para protegerse contra ellos.
Durante los dos primeros meses de guerra, el ejército ruso lanzó 350 ciberataques contra Ucrania. Los Estados vecinos prestaron a Ucrania soluciones digitales para reforzar su capacidad de resistencia y el alojamiento redundante de datos y servicios digitales en centros de datos situados en Polonia y los Países Bálticos.
La implicación directa de Estados Unidos, que sabía que una guerra iría acompañada de una ola de ciberataques, se intensificó significativamente a finales de 2021. El USCYBERCOM desplegó un equipo de expertos militares en Ucrania para averiguar si los atacantes rusos ya se habían infiltrado en los sistemas ucranianos. La llegada de los estadounidenses encargados de detectar posibles programas informáticos preposicionados fue crucial en las semanas previas a la guerra. En dos semanas, su misión se convirtió en uno de los mayores despliegues del Mando Cibernético de Estados Unidos, en el que participaron más de 40 miembros del ejército estadounidense.
Cuando Rusia intensificó sus operaciones en el ciberespacio en enero para poner a prueba los sistemas ucranianos como nunca antes se había hecho, el equipo estadounidense pudo calibrar la magnitud del ciberataque. Estos equipos participaron en una misión de “caza avanzada”, inspeccionando las redes informáticas de los socios en busca de indicios de preposicionamiento.
Las operaciones fueron dirigidas por Estados Unidos y asumidas por el general Paul M. Nakasone, Comandante del Mando Cibernético de Estados Unidos. Otras fueron encargadas a Microsoft y Google.
Los estadounidenses han publicado datos técnicos sobre los ataques rusos en Ucrania. Hasta ahora los países se guardaban la información sobre los ciberataques para sí mismos, pero ahora la política es publicar los datos lo antes posible para evitar la contaminación.
Hoy en día el intercambio de información es muy rápido cuando se ataca a un aliado, ya sea en el marco de la OTAN o en el europeo. Al publicar el tipo de virus y los datos correspondientes, es posible filtrarlos y encontrarlos.