Además, los “moderados” de Ahrar Al-Cham y Jaich Al-Islam amenazan con una “respuesta” coordinada a las supuestas violaciones del alto el fuego por parte del ejército regular. Se refieren a que la lucha contra el Califato Islámico y el Frente Al-Nosra no ha cesado en absoluto.
El alto el fuego, operativo desde el 27 de febrero, se puede romper en cualquier momento. Ahrar Al-Cham y Jaich Al-Islam acusan al gobierno de atacar los campos de refugiados y barrios residenciales y han anunciado la creación de un “centro conjunto de operaciones”.
En un comunicado anuncian una “respuesta fuerte” que sirva de “lección” al ejército, por lo que es posible que en los próximos días organicen algún atentado de grandes dimensiones, especialmente en la región de Latakia, donde el gobierno tiene sus mayores apoyos, según ha confirmado Mohammad Allouche, máximo dirigente de los negociadores y, a la vez, máximo dirigente de Jaich Al-Islam.
En dicha región ha comenzado una ofensiva, lo que se suma a los combates que hay entablados en la zona de Alepo, donde la situación de la población es desesperada a causa de los bombardeos y la carestía de agua, luz y alimentos. Al menos 22 personas murieron ayer como consecuencia del fuego de artillería sobre la ciudad.
Hay dos motivos que han impulsado a los “moderados” a romper la baraja. La primera es el retraso del ejército sirio en la ruptura del cerco de Alepo, que ha estimulado las pretensiones de los “opositores”. Creen que aún tienen alguna oportunidad de salirse con la suya.
El domingo Mohammad Allouche llamó claramente a intensificar los combates contra la “amenaza” del ejército sirio. Ante la ofensiva que prepara el ejército sirio, Allouche habló de “autodefensa” y no se refirió para nada a ninguna nueva propuesta negociadora, por lo que en Ginebra los “moderados” empiezan a hablar más de la guerra que de la paz.
El otro motivo que está impulsando a los “moderados” a reanudar las hostilidades es Arabia saudí, que es quien dicta su estrategia que, por lo demás, se reduce a presionar a Estados Unidos y a Rusia a fin de que sean ellos quienes arrojen a Bashar Al-Assad de Damasco.
Por su parte, el gobierno de Damasco ha ofrecido a los diferentes grupos políticos la posibilidad de ampliar el gobierno para crear una amplia coalición que reconstruya Siria de la devastación causada por los cinco años de guerra.