A mediados de agosto Mali presentó una queja ante la ONU acusando a Francia de apoyar el terrorismo en su territorio. La queja está paralizada en el Consejo de Seguridad, ya que ningún país miembro ha presentado la petición maliense ante el organismo de la ONU.
El 16 de agosto Mali solicitó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la situación en el país, presentando una queja contra Francia. Bamako se refirió a las “repetidas y frecuentes violaciones del espacio aéreo maliense por parte de las fuerzas francesas” y afirmó que Francia estaba recogiendo y entregando información a grupos terroristas, así como armas y municiones.
Dos meses después la queja de Mali ante la ONU sigue sin respuesta. La presentación de una denuncia tan grave ni siquiera ha suscitado una fuerte reacción de las organizaciones regionales africanas.
La credibilidad de la ONU está, una vez más, en entredicho. Al ignorar la queja de Mali, ¿no perderá la ONU la poca credibilidad que le queda ante la opinión pública internacional y, especialmente, ante los africanos?, preguntan los medios del Continente Negro
Las relaciones entre Malí y Francia se han deteriorado desde el año pasado, cuando París, tras la llegada al poder de Assimi Goita y Choguel Kokalla Maiga, anunció una reducción de su compromiso con el Sahel, a pesar de que los yihadistas siguen siendo muy activos en la región. Bamako denunció el abandono de Francia.
El 15 de agosto Francia anunció la rearticulación de la operación antiterrorista Barjan iniciada en 2014. Tras nueve años de oculpación militar, los soldados franceses han abandonado Mali, pero se han concentrado en Níger.