La propagación de la histeria ha afectado “a las familias y comunidades con un mayor estrés mental”, dijo Guterres. “Incluso cuando la pandemia esté bajo control, el dolor, la ansiedad y la depresión seguirán afectando a las personas y las comunidades”, añadió.
El informe destacó la tensión sicológica asociada al miedo o al temor de que la enfermedad afecte a los seres queridos.
También señala el impacto psicológico en las personas que han perdido o corren el riesgo de perder sus fuentes de ingresos, y en las que han sido separadas de sus seres queridos o han sufrido un largo confinamiento.
“Sabemos que la situación actual, el miedo y la incertidumbre, las turbulencias económicas están causando o pueden causar angustia psicológica”, dijo Devora Kestel, Directora de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, en una conferencia de prensa virtual.
Los trabajadores de la salud han estado trabajando en condiciones de “inmenso estrés” y son particularmente vulnerables, dijo, refiriéndose al aumento de las tasas de suicidio entre el personal médico.
Ayer se suicidó el director del hospital de Bouira, en Argelia. Se lanzó desde el tercer piso del edificio a causa de las presiones de los familliares de un “infectado” que falleció (2).
Los niños que se quedan en casa, así como las mujeres, son más vulnerables a la violencia doméstica. Las personas mayores y las que padecen enfermedades crónicas han vivido -y siguen viviendo- bajo una tensión extrema durante semanas de alarmismo.
Al estar privadas de su tratamiento y del apoyo habitual de su terapeuta, las personas que ya son sicológicamente frágiles han visto que su estado se ha deteriorado.
Entre los trabajos científicos citados en el informe de la ONU, destaca un estudio realizado en la región de Amhara (Etiopía) muestra que el 33 por ciento de la población padece síntomas depresivos, “tres veces más” que antes de la pandemia.
Otros estudios indican que la prevalencia de la tensión síquica durante el confinamiento alcanzó el 60 por ciento en Irán y el 45 por ciento en Estados Unidos, según Devora Kestel.
En un mensaje de vídeo publicado para lanzar el informe, el Secretario General, Antonio Guterres, denunció también que la salud mental padece “décadas de abandono y falta de inversiones”.
(1) https://www.un.org/en/coronavirus/mental-health-services-are-essential-part-all-government-responses-covid-19
(2) https://www.reflexiondz.net/Le-directeur-de-l-hopital-de-Bouira-saute-du-3eme_a64001.html
Una actitud hipócrita, miserable y cobarde la de la ONU. Primero porque es responsable de propagar la histeria y el pánico de una "pandemia" que no es tal. Segundo porque el encierro lo justifica cuando es injustificable desde el punto de vista científico, y tercero porque se lava las manos ante su crimen echando todas las culpas y la responsabilidad a la falta de inversiones en salud mental. Es el lavado de cerebros a nivel global, donde la culpa de todo es, a partes iguales, del "bicho" y de las décadas de abandono de la salud pública. A los que estamos sanos se nos ha catalogado de "enfermos". ¿No será que los psicópatas y enfermos son aquellos que nos ponen etiquetas a todas horas y no paran de martirizarnos?