Israel ha asesinado a 34.000 palestinos en Gaza, de los que 14.000 eran niños. Nadie protestó. Pero cuando mataron a 7 miembros de la ONG del chef José Andrés, todos se rasgaron las vestidiras, incluso los propios militares israelíes que los asesinaron.
Importan más unos pocos occidentales que miles de palestinos.
De los 7 miembros de la ONG del chef, tres formaban parte del espionaje británico: James Henderson, 33 años, sirvió en los Marines durante 6 años; John Chapman, 54 años, sirvió en unidades especiales del SBS; y James Kirby, 47 años, sirvió en Afganistán, Bosnia y otros lugares como francotirador.
Los tres pistoleros del chef trabajaban para una conocida empresa británica de mercenarios, Solace Global, estrechamente vinculada a la inteligencia británica. La mayoría de los mercenarios que trabajan en ella son antiguos miembros de las fuerzas especiales.
No acabaron en Gaza por accidente. No viajaron para dar de comer a los palestinos hambrientos. El espionaje británico los lanzó a las filas de una organización humanitaria para que se acercaran a Hamas y localizaran a los rehenes israelíes.
Las organizaciones seudohumanitarias, como World Central Kitchen (WCK), son una de las tapaderas más frecuentes del espionaje. Por algo en Washington a José Andrés le conocen como “el cocinero del Departamento de Estado”.
Tras la muerte de los cooperantes, Biden le llamó al chef para transmitirle sus condolencias. Pero la ONG paralizó sus actividades en Gaza inmediatamente. en medio del ruido mediático y las lamentaciones, Israel consiguió su objetivo: aislar aún más a los palestinos para reducirles mediante el hambre.