Unos gobiernos siguen algunas (o todas) las directrices de la OMS y otros no… pero sólo hasta que dejan de seguirlas.
El año pasado un estudio del organismo internacional sobre las medidas de salud pública contra la gripe pandémica no recomendó el rastreo activo de contactos “con carácter general” y desde un “punto de vista médico” (1).
“El rastreo activo de contactos no se recomienda en general porque no hay una justificación obvia para ello en la mayoría de los Estados miembros. Esta intervención podría considerarse en algunos lugares y circunstancias para reunir información sobre las características de la enfermedad e identificar los casos, o para retrasar la transmisión generalizada en las primeras etapas de una pandemia en comunidades aisladas”.
A pesar de las recomendaciones, en España han impuesto las aplicaciones informáticas de rastreo de contactos sin autorización de los usuarios de móviles, están sacando a los trabajadores sanitarios de los hospitales para ejercer labores propias del fascismo terapéutico y movilizan al ejército para un control total de la población.
Incluso las empresas de hostelería destinan a los trabajadores a identificar a los clientes que se quieren tomar una cerveza en el bar, como si se tratara de controles callejeros de la policía.
Incluso en Catalunya los Mossos d’Esquadra están adiestrando perros para olisquear el culo de las personas en la calle con el pretexto de que pueden detectar el coronavirus (2), lo cual es aberrante, por más que nadie levante la voz.
La imposición del fascismo terapéutico se está llevando a cabo con la complicidad de la izquierda domesticada, que da muestras de encontrarse absolutamente abducida y entusiasmada por el terrorismo de Estado, lo mismo que en la transición.
Afortunadamente algunos científicos de verdad han comenzado a alzar la voz en medio de este silencio terrorista. Más de 600 de ellos han advertido contra la “vigilancia sin precedentes de la sociedad” por las diversas medidas de rastreo de contactos (3). En algunos países, el rastreo de contactos lo llevan a cabo directamente los servicios de espionaje, una vigilancia de la población que se suma a la de los drones y la policía.
El propio Snowden ha advertido que la pandemia es el pretexto para la continua expansión de la vigilancia mundial (4).
Excepto los de la izquierda domesticada, cada vez son más que los que se van dando cuenta de los verdaderos objetivos represivos que persigue la pandemia, los brotes, los rebrotes y las sucesivas olas de virus.
(1) https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/329438/9789241516839-eng.pdf
(2) https://cadenaser.com/programa/2020/07/27/la_ventana/1595869011_159849.html
(3) https://www.esat.kuleuven.be/cosic/sites/contact-tracing-joint-statement/
(4) https://www.youtube.com/watch?v=-pcQFTzck_c
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– Dossier coronavirus