La empresa farmacéutica Moderna envió a los investigadores universitarios una vacuna de ARNm candidata a ser utilizada contra el coronavirus 19 días antes de que se hubiera notificado ningún caso de coronavirus en Wuhan y, desde luego, mucho antes de la declaración de pandemia por la OMS.
Un acuerdo de confidencialidad muestra que los potenciales candidatos a vacuna contra el coronavirus fueron transferidos de Moderna a la Universidad de Carolina del Norte en 2019, diecinueve días antes de la primera aparición del virus en Wuhan (*).
El acuerdo de confidencialidad establece que Moderna, junto con el NIAID (Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas), acordaron transferir los candidatos a vacunas contra el coronavirus de ARNm desarrollados conjuntamente y propiedad del NIAID y Moderna a los receptores de la Universidad de Carolina del norte en Chapel Hill el 12 de diciembre de 2019.
El acuerdo de transferencia fue firmado por Ralph Baric por la Universidad de Carolina del Norte, y Jacqueline Quay, directora de Apoyo a la Licencia y la Innovación en la Universidad de Carolina del Norte, el 16 de diciembre de 2019.
El acuerdo también fue firmado por dos representantes del NIAID, incluyendo a Amy F. Petrik, especialista en Transferencia de Tecnología y Barney Graham, un investigador del NIAID, aunque esta firma no tiene fecha.
Los últimos firmantes del acuerdo fueron Sunny Himansu, investigadora de Moderna, y Shaun Ryan, consejero general adjunto de la misma farmacéutica. Ambas firmas se estamparon el 17 de diciembre de 2019.
Todas estas firmas se estamparon antes de que apareciera el “nuevo” coronavirus. Hasta el 31 de diciembre de 2019 la OMS no tuvo conocimiento de los casos de neumonía viral en Wuhan. Incluso en aquella tampoco tenían constancia de que el “nuevo coronavirus” fuera “culpable” de ninguna enfermedad, ya que las neumonías fueron registradas como de “origen desconocido”.
Hasta el 9 de enero del siguiente año la OMS no informó públicamente de que China había determinado que el brote neumonía se debía a un “nuevo coronavirus”, al que más tarde denominaron “Sars-CoV-2” y la supuesta enfermedad resultante “covid-19”.
Si algo de eso fuera cierto, entonces es imposible que la vacuna candidata de ARNm contra el coronavirus desarrollada por Moderna fuera transferida a la Universidad de Carolina del Norte el 12 de diciembre de 2019.
El remedio llegó antes que la enfermedad porque Moderna tenía una bola de cristal. Sabía más y sabía antes que la OMS y el resto del mundo. Claro que no se debería olvidar que, en realidad, Moderna es el mismo gobierno de Estados Unidos con forma de empresa farmacéutica. Los fondos y subvenciones de los presupuestos públicos de Washington ya se habían gastado en la invención de una vacuna y era necesario buscar una enfermedad y un virus que la causara.
Las vacunas de ARNm son una creación del Pentágono que, desde 2012, financió a multinacionales, como Novartis, Pfizer, AstraZeneca, Sanofi Pasteur y otras, para que desarrollaran este tipo de fármacos experimentales que, gracias, a la pandemia, están recuperando con creces el dinero invertido.
(*) https://s3.documentcloud.org/documents/6935295/NIH-Moderna-Confidential-Agreements.pdf
—https://dailyexpose.co.uk/2021/06/18/confidential-documents-reveal-moderna-sent-mrna-coronavirus-vaccine-candidate-to-university-researchers-weeks-before-emergence-of-covid-19/
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Así es. Se crean remedios para «futuras» enfermedades como se construyen misiles carisimos, aviones de combate y todo tipo de armamento para «futuras» guerras. Bombardeos «humanitarios» para derrocar a «dictadores crueles» del «eje del mal», llevándoles la «democracia» y vacunaciones masivas para derrocar a «virus» malvados llevando la «salud» a la humanidad. ¿Efectos colaterales o secundarios? Bah, «los beneficios (sobretodo económicos para los de siempre) superan a los perjuicios», nos dicen.
Cómo se suele decir, es más fácil engañar a la población que convencerla de que ha sido engañada.
Siempre diré que las verdaderas conspiraciones y los verdaderos conspiranoicos son aquellos que forman parte de la «oficialidad». Hacen un arte del engaño, de la mentira, de la manipulación y de la conspiración. Son artistas del crimen y negacionistas de la vida.