La minería artesanal y a pequeña escala representa el 62 por cien de la producción de oro de Zimbabue, según un informe publicado por Megatrends Afrika (*), una plataforma de investigación lanzada por Alemania para estudiar la configuración del futuro de África.
Es una importante fuente de empleo. Más de 500.000 pequeños mineros -principalmente de oro- operan en el país, dando sustento a unos tres millones de personas. Por su parte, la Federación de Mineros de Zimbabue estima que los cerca de 50.000 mineros artesanales registrados emplean a una media de al menos 10 trabajadores cada uno.
Otras fuentes calculan que el número de mineros artesanales ha aumentado hasta cerca de 1,5 millones en los últimos años, debido principalmente al agravamiento de la crisis económica y al alza del precio del oro.
La expansión de la minería artesanal se debe sobre todo a la crisis económica que azota Zimbabue desde el fracaso de la reforma agraria del ex presidente Robert Mugabe y a la decisión del gobierno de abrir el sector minero a “todas las personas competentes”. Anteriormente, la minería estaba reservada a las grandes empresas mineras internacionales.
Otro factor que favorece el crecimiento de la minería artesanal es la fuerte demanda de oro, en un contexto de subida de los precios del metal en el mercado internacional.
Aunque la actividad se percibe a menudo como excavaciones descoordinadas, oportunistas y apresuradas llevadas a cabo por individuos con pocos vínculos entre sí, ha surgido una jerarquía dentro del sector. Se compone de un titular, un patrocinador, un comprador y los excavadores.
El titular es esencial para dar un barniz de legalidad a este tipo de minería, mientras que el patrocinador es una persona con importantes recursos para financiar las actividades de los grupos de excavadores.
El patrocinador, que posee o alquila el equipo necesario para extraer el oro, suele ser un empresario local con conexiones con políticos poderosos, incluidos jefes tradicionales, parlamentarios y cargos electos locales.
Este entorno operativo expone a la empresa a una serie de abusos y le impide contribuir más eficazmente al crecimiento económico.
La Ley de Minas permite a todos los zimbabuenses solicitar permisos de minería. En la práctica, sin embargo, sólo un número limitado de personas puede obtener licencias mineras, debido al elevado coste de los permisos de prospección y a los honorarios necesarios para pagar a los consultores mineros y a los geólogos de exploración. A esto hay que añadir los obstáculos burocráticos, ya que cualquier solicitante de una licencia minera tiene que tratar con numerosas instituciones públicas, como el Ministerio de Minas, la policía, la Agencia de Gestión Medioambiental, la Autoridad Nacional del Agua y las autoridades locales.
La minería artesanal informal de oro también se caracteriza por la violencia de las bandas armadas que a menudo actúan con impunidad debido a sus vínculos con políticos que las utilizan contra sus oponentes. Estas prácticas clientelares impiden a los jóvenes formalizar sus actividades mineras artesanales.
La minería artesanal ha dado lugar a una casta de mineros conocidos localmente como “mbingas”, término del argot zimbabuense que significa “joven asquerosamente rico”. Estos jóvenes, cuya opulencia admira la población local, se consideran sin embargo influencias positivas que encarnan el espíritu emprendedor.
(*) https://www.megatrends-afrika.de/assets/afrika/publications/policybrief/MTA_PB16_Gwande_Crisis__mbingas_and_artisanal_small-scale_mining_in_Zimbabwe.pdf