Quizá para prevenirla, Vladislav Chved acaba de publicar un libro al respecto, seguido de una entrevista en la agencia rusa RIA Novosti (*).
Katyn es una localidad cercana a Smolensk, donde en 1943, en plena guerra mundial, los nazis prepararon un montaje para imputar a los soviéticos la ejecución de cientos de soldados del ejército polaco. Sería uno de tantos crímenes colectivos cometidos por Stalin, o por los bolcheviques, o por la URSS, que tanto monta.
La campaña fue preparada por el propio Hitler en persona, para lo cual se desplazó a Smolensk, donde se reunió con el coronel Hasso von Wedel, jefe del servicio de propaganda de la Wehrmacht, cuyos oficiales estaban preparando los materiales para montar el “Caso Katyn”, bajo la supervisión del ministro de Propaganda Imperial, Joseph Goebbels.
En aquel momento los nazis habían sufrido la derrota en Stalingrado y se habían dado cuenta de que la guerra con la URSS sería más larga de lo previsto. Su esperanza era dividir a los aliados, es decir, que Estados Unidos y Reino Unido participaran en la mascarada nazi.
El descubrimiento de 12.000 cadáveres fue anunciado por Radio Berĺín el 13 de abril de 1943 como algo “casual”, seguido por el periódico nazi Volkische Beobachter.
Después llegó el espectáculo de propaganda de la exhumación de los restos. Los nazis invitaron a numerosas delegaciones de varios países europeos para que vieran con sus propio ojos la barbarie bolchevique.
Los nazis estaban en contacto con el gobierno polaco en el exilio de Londres, según demuestran los informes de Rado Sandor, miembro del espionaje militar soviético. En consecuencia, los polacos jugaban a dos barajas.
A petición de los nazis, la embajada polaca en Berna redactó una solicitud sobre la masacre dirigida a la Media Luna Roja Internacional al mismo tiempo que a la embajada alemana.
La exhumación se llevó a cabo del 29 de marzo al 7 de junio. No obstante, como afirman los testigos, los nazis estuvieron en las fosas de Katyn desde febrero hasta agosto y contaron con la activa asistencia de especialistas de la Comisión Técnica de la Media Luna Roja polaca.
Los resultados de la exhumación e identificación de los cadáveres se consignan en el ”Documento Oficial sobre el Asesinato Masivo de Katyn” (Amtliches Material zum Massenmord von Katyn) publicado en 1943 en Berlín y conocido por el nombre de su autor Gerhard Buhtz.
El documento afirma que en marzo-junio de 1943 se exhumaron 4.143 cuerpos de la tumba de Katyn, de los cuales se identificaron 2.815, el 67,9 por ciento. Según la lista oficial de víctimas identificadas de Katyn publicada por los polacos en 1944 en Ginebra, de los 4.243 cadáveres exhumados se identificaron 2.636, es decir, el 62,1 por ciento.
Los polacos se vieron obligados a eliminar de sus listas los nombres de 179 oficiales polacos exhumados e identificados en el lugar porque estaban vivos. Eso confirma la falsificación por parte de los nazis de la identificación de los restos de las víctimas de Katyn.
En 1945, por orden de Berlín, los nazis quemaron los documentos que formaban parte del informe de Buhtz que confirmaban la responsabilidad soviética en el fusilamiento de Katyn. Según Josef Mackiewicz, un periodista polaco que fue uno de los primeros en investigar el crimen, la destrucción confirma que los documentos fueron falsificados y que la policía soviética no estaba de ninguna manera involucrada en la matanza.
En 1945, al acabar la guerra, el Fiscal de Cracovia, Roman Martini, inició una causa penal para esclarecer la muerte de los oficiales polacos, en la participaron los forenses más acreditados.
El informe se debía presentar al Tribunal de Nuremberg. “Se han demostrado suficientes defectos, errores e inexactitudes como para reconocer que las afirmaciones hechas por los alemanes en la publicación ‘Amtliches Material zum Massemmord von Katyn’ no superan la crítica científica y, por lo tanto, llamamos a este documento una pieza de propaganda”, concluían los forenses polacos.
Pero sucedió algo imprevisto. El 30 de marzo de 1946 el fiscal Martini fue asesinado y el informe de los profesores polacos no se presentó en Nuremberg. A pesar de ello, el Tribunal de Nuremberg acusó a Hermann Göring y a Alfred Jodl, comandante en Jefe de la Wehrmacht, por el crimen de Katyn.
Según Chved hay suficientes pistas para sostener la responsabilidad de los nazis en el fusilamiento de los oficiales polacos en Katyn.
En su informe, Buhtz afirma que la mayoría de los cadáveres exhumados iban vestidos con uniformes polacos. “Además de las condecoraciones y otros premios, objetos personales, documentos de identidad, recuerdos, cartas, cuadernos, había mucho equipo militar en los cuerpos”.
Es la mejor prueba de que fueron precisamente los nazis los que dispararon a los polacos, dice Chved, porque en la URSS se permitía llevar uniforme pero sin ningún signo distintivo que denotase el rango o la función militar.
En su informe Buhtz recuerda las numerosas municiones y cartuchos encontrados en la zanja. En los años 1994-1995 los expertos polacos encontraron 241 casquillos durante las excavaciones en Katyn, 79 de los cuales presentaban rastros de corrosión hasta el punto de que sus marcas no podían ser discernidas. Este es un rastro común dejado por los nazis.
Los cartuchos de las pistolas Geco 7.65 D (Gustav Genschow & Co) con casquillos de latón no oxidantes sólo se produjeron en Alemania hasta finales de 1940. En 1941, debido a la escasez de metales no ferrosos, los alemanes cambiaron a cartuchos de acero revestidos de cobre y luego a cartuchos de acero puro con pintura lacada gris-verde. En el suelo, las carcasas de cobre cubiertas de laca se oxidan rápidamente.
Además, se encontraron dos recortes de billetes polacos de dos zlotys impresos el 1 de marzo de 1940. Ese tipo de billetes eran anteriores a la guerra y fueron sustituidos por los de Cracovia entre el 8 y el 20 de mayo de 1940. El primer encarcelamiento de oficiales polacos en el campo de Kozelski de la policía soviética se llevó a cabo en Smolensk el 3 de abril de 1940 y el último se completó el 10 de mayo de 1940. Por lo tanto, si los prisioneros de guerra polacos fueron fusilados en abril-mayo de 1940, no podían poseer zlotys de Cracovia en los campamentos soviéticos.
Los forenses nazis tenían listas de los oficiales polacos que habían sido encarcelados por los soviéticos en Katyn. La administración del campo debía transferir los prisioneros polacos a la dirección de la policía soviética de Smolensk. Así lo comprobó el historiador Vladimir Sajarov en los archivos del Ministerio de Propaganda del III Reich.
Sajarov también descubrió otra importante falsificación: los nazis afirmaron haber encontrado 3.300 cartas y postales en los cuerpos y en las fosas, gracias a las cuales pudieron lograr una tasa tan alta de identificación de las víctimas. Analizando las direcciones a las que debían enviarse las cartas y tarjetas desde Katyn, Sajarov descubrió que la mayoría de las ciudades y calles polacas mencionadas en las direcciones ya habían sido germanizadas, a pesar de que la germanización de los territorios polacos ocupados por Alemania en septiembre de 1939 tuvo lugar en medio de grandes dificultades.
(*) https://ria.ru/20200305/1568164675.html