Estados Unidos acaba de publicar la lista negra de amigos de Putin (*) que van a someter al bloqueo económico, de la cual se pueden extraer muchas conclusiones, la mayor parte de la cuales son obvias.
La lista es impresionante, una radiografía de los aparatos del poder del Estado y de los oligarcas más importantes de Rusia. Si en el Kremlin le hicieran caso, se lo tomarían como una declaración de guerra.
Pero a los rusos les consta que ese tipo de cosas responden a las peleas de camarillas internas que hay en Washington, que incluyen unos u otros nombres en función de imposiciones, negociaciones e intereses monopolistas de las propias empresas estadounidenses.
Por lo tanto, otra obviedad: la lista es arbitraria. No obstante, como es tan abultada lo mejor y más sencillo es ver los nombres que faltan. Entonces echamos de menos a nombres tan característicos en Moscú como el mismísimo brazo derecho de Putin, A.Kudrin, y un oligarca de primera fila, como A.Chubais.
Las sanciones impuestas en 2014 como consecuencia del Golpe de Estado en Ucrania son tan amplias que perjudican más a los capitalistas estadounidenses que a los rusos. Si las aplicaran literalmente, los monopolistas de Washington se darían un tiro en el pie.
Quisieron aislar a Rusia y después de cuatro años el tiro les ha salido por la culata, por no decir que ha sido contraproducente. No han acabado de devorar el gran bocado ruso, han puesto en muy mal lugar a sus mejores socios en Moscú, los neoliberales, ya que han obligado a Putin a lanzar un programa bismarkiano de recuperación económica, con un fuerte protagonismo de las empresas públicas, rompiendo amarras con los capitalistas occidentales y buscando alternativas en otros lugares del mundo, como China.
El boicot a la industria de armamento, la aviación, la industria pesada y la tecnología avanzada queda en suspenso porque en caso contrario Estados Unidos no podría lanzar sus satélites al espacio, ni siquiera los militares, una carrera que perdió hace ya décadas. Estados Unidos se ha convertido en un país dependiente de… la tecnología rusa.
Mucho ruido y pocas nueces. Las medidas de bloqueo son ficticias en buena parte, como lo demuestran las declaraciones públicas que vienen realizando. El embajador en Moscú ha tranquilizado a sus propios capitalistas: no hay que dramatizar, es sólo un “acto técnico”.
(*) https://s0.rbk.ru/v6_top_pics/media/file/8/78/755172907012788.pdf