La invención de un fusil que no da en el blanco

En 2017 el jefe del Estado Mayor del ejército estadounidense, el general Mark Milley, explicó que el calibre 5,56×54 milímetros vigente en la OTAN corría el riesgo de resultar insuficiente frente a “chalecos antibalas vendidos por 250 dólares”.

Tenían que sustituir los fusiles de asalto M16 y las carabinas M4, así como las ametralladoras ligeras M249 utilizadas por sus unidades cuerpo a cuerpo. El Pentágono lanzó el programa NGSW (Next Generation Squad Weapons) para fabricar armas de mayor precisión y letalidad gracias a la munición de 6,8 milímetros.

En el marco de este programa se abrió una licitación. Entre las propuestas de cinco fabricantes, el ejército estadounidense seleccionó la de Sig Sauer, tras un “riguroso esfuerzo de creación de prototipos y evaluación que duró 27 meses”.

Se adjudicó un primer contrato por valor de 20,4 millones de dólares, mientras que el valor total del mercado se estimó en 4.500 millones de dólares. El ejército estadounidense debía tener suficiente armamento (en este caso, fusiles XM7 para el NGSW/R y fusiles automáticos XM250 para el NGSW/AR) para realizar nuevas pruebas.

Se habló de comenzar a equipar las primeras unidades durante este mismo año, pero este objetivo no se va a cumplir. El secretario del ejército estadounidense encargado de las adquisiciones, Doug Bush, ha declarado que durante las primeras pruebas de desarrollo de las nuevas armas habían aparecido “pequeños problemas” de “precisión y evacuación de gases” (*).

Bush aseguró que la empresa había realizado “mejoras” que no aclaró. «Los primeros ensayos sobre la capacidad de nuestro socio Sig Sauer para fabricar las armas y resolver algunos pequeños problemas son muy positivos”, dijo. Sin embargo, quiere ser cauteloso. “No estamos cantando victoria […] pero nos estamos moviendo en la dirección correcta”, dijo Bush.

La precisión no sólo no ha aumentado sino que se ha reducido, que es lo peor que se puede decir de un fusil. El arma no acierta porque el cañón está equipado con un “supresor”, destinado a reducir el ruido y el retroceso debido a la nueva munición de 6,8 milímetros. La expulsión de las vainas va acompañada de chorros de gases procedentes de la combustión de la pólvora. El cañón vibra y no se sincroniza con la apertura de la recámara para la evacuación de gases.

(*) https://breakingdefense.com/2023/09/army-not-declaring-victory-ngsw-improvement-fix-fume-and-accuracy-problems/

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