La industria de guerra rusa ha aumentado la fabricación de drones Geran-2, un arma cada vez más utilizada en la Guerra de Ucrania. Estos drones kamikazes, construidos sobre la base del modelo iraní Shahed-136, son eficaces y baratos de producir.
Con un alcance de unos 1.500 kilómetros y una capacidad de carga explosiva de 40 kilos, han demostrado sobradamente su eficacia. Su tasa de éxito de ataques se sitúa entre el 15 y el 25 por cien. Su eficacia relativa, combinada con un asequible costo de producción, los convierte en una seria amenaza para la infraestructura militar ucraniana, particularmente en las áreas de energía, transporte y comunicaciones.
Una investigación del Wall Street Journal encontró que estos drones desempeñaron un papel crucial en los ataques a Ucrania. De los 8.000 misiles balísticos, misiles de crucero y drones de ataque de largo alcance utilizados por Rusia en los dos primeros años de guerra, 4.637 eran drones Geran-2 o Shahed-136. La mayor dependencia de los drones muestra su importancia estratégica para el ejército ruso.
La producción de estos drones cuenta con el apoyo de una fábrica en Yelabuga, en la región rusa de Tartaristán, donde la producción ha aumentado un 60 por cien con respecto al consumo total de estos drones en los dos años anteriores.
Si el ritmo actual de lanzamientos de drones, que ronda los 200 por mes, aumentara a 500, la infraestructura de Ucrania podría verse seriamente amenazada. El Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, un grupo de expertos con sede en Washington, estima que la producción de drones Geran-2 podría alcanzar las 4.500 unidades este año, con una producción anual total cercana a las 9.000 unidades.