En algunos casos, son las propias familias las que se niegan a velar los cadáveres por miedo al contagio, aunque los restos les sean devueltos en ataúdes herméticamente cerrados, añadió el ministro.
El gobierno ha encargado a los antidisturbios la tarea de acompañar a los féretros y enterrar a los muertos.
El lunes unas 300 personas bloquearon una carretera entre Tegucigalpa y Olancho, a unos diez kilómetros al este de la capital, con piedras y ramas de árboles para evitar un entierro en un cementerio cercano.
El domingo pasado vinieron a enterrar un cadáver y se respetaron todas las medidas de seguridad. “Pero si los familiares vienen a comprar a una tienda del pueblo, nos van a contaminar”, comentó un vecino a los reporteros del Canal 3 de televisión.
Según este vecino, escenas similares han tenido lugar en otras localidades cerca de Tegucigalpa. Los familiares de luto se ven obligados a buscar otro lugar para el entierro porque los residentes impiden los funerales, reconoció el viceministro de Salud.
Hasta el lunes Honduras registró 82 muertos atribuidos al coronavirus, con 1.055 casos de personas “contagiadas”. Casi el 40 por ciento de las pruebas realizadas diariamente dan positivo, según fuentes oficiales.
La histeria está fabricando un nuevo tipo de funerales jamás vistos en la historia |