La guerra secreta de la CIA en Siria

A diferencia del haya o el roble, el platanero crece mucho más rápido. Por eso la CIA llamó a su intervención en la agresión contra Siria “Madera de Platanero” (Timber Sycamore), dice el New York Times (*). Ya tenemos otro nombre para otra de los cientos de operaciones sucias de la CIA ha llevado a cabo a lo largo del mundo desde su fundación en 1948.

Los grupos armados yihadistas aparecidos en Siria también crecieron muy rápidamente, como los plataneros, aunque para ello necesitaron la ayuda del imperialismo.

En algunas regiones, los plataneros se pueden confundir con las higueras, de cuyas ramas es fácil obtener fuego frotando una contra otra.

El artículo del New York Times asegura que Arabia saudí financió con miles de millones de dólares la guerra de la CIA contra Siria, aunque no es el único contribuyente, sino que en la financiación también participaron Turquía, Jordania y Qatar.

El artículo del New York Times confirma otro anterior del Washington Post publicado en junio del pasado año. No obstante, este otro refería un gasto de sólo 1.000 millones de dólares y una intervención a partir de 2013. Ahora sabemos que el dinero es varias veces superior y que la CIA estuvo involucrada en la guerra desde el principio.

El actual director de la CIA, John O. Brennan, fue jefe de la estación de espionaje en Riad en los años noventa, un cargo más relevante que el de embajador en las relaciones entre ambos países.

Por parte saudí, el principal impulsor de la guerra contra Siria ha sido el príncipe Bandar ben Sultan, al que maliciosamente llamaban “Bandar Bush” en ciertas cancillerías. Durante muchos años (1983-2005) Bandar fue embajador de su país en Washington y luego (2012-2014) director del GID, el servicio secreto de la autocracia del Golfo, que se encargó en 2012 de comprar material militar a Croacia, sobrante de la Guerra de los Balcanes.

En Siria los plátanos crecieron tan rápidamente como se esperaba de ellos, hasta hace un mes, cuando Putin lanzó un ultimátum al rey Salman bin Abdulaziz Al Saud: no sólo debían dejar de prestar ayuda al Califato Islámico sino que debían empezar a combatirlo activamente.

El Presidente ruso hizo algo más: estableció un enlace permanente entre los servicios secretos de ambos países a través del cual pasó información sobre la infraestructura del Califato Islámico en la Península Arábiga y sus instructores de la CIA.

El GID desencadenó una redada en la que detuvieron a 33 yihadistas. Según la “Arabia Gazette”, entre los detenidos había 14 ciudadanos saudíes, nueve estadounidenses, tres yemeníes, dos sirios, un filipino, un indonesio, un kazajo, un palestino y un emiratí.

De ellos, 9 eran oficiales operativos de la CIA.
(*) http://www.nytimes.com/2016/01/24/world/middleeast/us-relies-heavily-on-saudi-money-to-support-syrian-rebels.html?smid=fb-nytimes&smtyp=cur&_r=1

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