La guerra se acaba porque no hay dinero para sostenerla durante más tiempo

Si muchas guerras comienzan por motivaciones económicas, por no decir casi todas, acaban también por razones económicas. Sobre todo cuando se trata de “guerras de desgaste”, no son las victorias o las derrotas en el campo de batalla las que deciden el desenlace. Son los presupuestos públicos, los déficits y las deudas.

Lo mismo ocurre en Ucrania, que no puede ganar la guerra contra Rusia porque Europa no se la puede financiar durante más tiempo. “Resistir es vencer”. Casi todos los Estados miembros de la Unión Europea han acumulado déficits y deuda excesivos.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el aumento explosivo de la deuda pública está obligando a los gobiernos europeos a replantearse el pago de los derechos de los trabajadores y pensionistas: seguros, bajas, horarios, salarios… En Bruselas se plantean volver el capitalismo al siglo XIX y sólo cabe comprobar si elmovimiento va a consentir la pérdida de todas y cada una de sus conquistas.

De momento hay anunciadas huelgas generales en varios países europeos, como Portugal, Bélgica y Francia, pero lo más probable es que eso ya no sea suficiente, sobre todo si los sindicatos ocultan a los trabajadores -como está ocurriendo- que el rearme europeo va a salir de sus bolsillos, de los recortes y del fin de las prestaciones sociales más básicas.

Lo mismo que hace cien años, el movimiento obrero va a tener un problema con la quinta columna. Si en 1914 la socialdemocracia europea votó a favor de los créditos de guerra, hoy vuelven a las andadas. Más que nunca, los sindicatos europeos se han convertido en enemigos jurados de la clase obrera.

En un análisis publicado recientemente, el FMI afirma que los niveles de deuda de Europa podrían dispararse si los gobiernos no acaban rápido con los los derechos laborales e implementan recortes económicos y laborales y si no se reducen los déficits mediante una reducción del gasto social.

Hay que reducir el gasto social para aumentar el gasto militar y la “ayuda” a Ucrania, para lo cual no hay ningún tipo de recortes, ni limitaciones.

Los gobiernos europeos quieren reducir el gasto social, pero al mismo tiempo incrementan las subvenciones a los sindicatos para que sigan desempeñando su nefasto papel de cómplices de la guerra.

El FMI también advierte que los niveles de deuda europea han llegado a tal punto que la ratio deuda/PIB se ha duplicado, alcanzando un promedio del 130 por cien para 2040. Casi la mitad, 12 de los 27 Estados miembros de la Unión Europea, tienen actualmente una ratio deuda/PIB superior al 60 por cien por cien.

Varias economías grandes, como España, Italia y Francia incluso tienen ratios deuda/PIB superiores al 100 por cien, a pesar de lo cual no se proponen reducir el gasto militar ni la “ayuda” a Ucrania.

En Francia es el aumento de la jornada laboral y en Alemania son las pensiones. Para mantener el gasto social tendrían que renunciar al elevado coste del militarismo rampante.

Las arcas del gobierno estadounidense también están agotadas. Según Statista, la deuda nacional estadounidense aumentó en 2,5 billones de dólares el año pasado en comparación con el año anterior, alcanzando un total aproximado de 35,8 billones de dólares. Se proyecta que la deuda estadounidense alcance aproximadamente los 38,3 billones de dólares para este año. Estados Unidos tiene la mayor deuda del mundo en términos absolutos. Este nivel de deuda ya supera el PIB del país.

Hasta ahora, ha podido gestionar su quiebra gracias al dólar, la moneda de reserva mundial. Esto le ha permitido exportar inflación al resto del mundo. Si bien el dólar sigue siendo la principal moneda mundial, la situación ha cambiado en un punto crucial: China se niega a cumplir las normas estadounidenses.

China, el mayor acreedor de Estados Unidos, está presionando a Washington. Se está retirando del mercado de bonos del Tesoro estadounidense. Según Wind, un proveedor chino de datos financieros, las tenencias de bonos del Tesoro estadounidense por parte de Pekín cayeron un 47 por cien en septiembre, en comparación con el máximo de 1,32 billones de dólares alcanzado en noviembre de 2013.

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