La guerra económica de la Unión Europea contra China está condenada al fracaso

La guerra económica de la Unión Europea contra China se intensifica y el mercado de vehículos eléctricos es el principal campo de batalla. El sector cristaliza las tensiones económicas entre ambas partes. La Unión Europea ha perdido la apuesta y quiere proteger su propia industria, que huye a China, como es el caso reciente de Volkswagen.

La decisión de Bruselas de mantener durante cinco años los aranceles a los coches eléctricos importados de China ha agravado la situación. Los aranceles llegan hasta el 36 por cien del precio y no se limita a las marcas chinas, sino que también incluye a los vehículos producidos en China por fabricantes extranjeros, como Tesla, que tiene una gran fábrica en Shanghai.

La reacción de Pekín no se ha hecho esperar y las represalias van más allá de los coches eléctricos. El Ministerio de Comercio chino ha anunciado la apertura de una investigación antidumping sobre una amplia gama de productos lácteos europeos, desde queso fresco hasta cuajada y queso azul. Esta investigación, que podría durar hasta 18 meses, se centra en las subvenciones concedidas en el marco de la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea. Se trata de un duro golpe para la industria agroalimentaria europea, que ve amenazado uno de sus buques insignia en el creciente mercado chino.

La investigación sobre los productos lácteos es sólo la última de una serie de medidas de represalia chinas. Desde principios de año, Pekín ha iniciado investigaciones similares sobre el vino europeo, con especial atención al coñac francés, así como a las importaciones de carne de cerdo y productos derivados de varios países de la Unión Europea, incluidos España, Francia, Países Bajos y Dinamarca.

Esta multiplicación de frentes comerciales refleja una estrategia china destinada a ejercer la máxima presión sobre la Unión Europea. Al atacar productos emblemáticos de diferentes países miembros, China busca dividir el frente europeo y provocar debates internos sobre la relevancia de las medidas antichinas. Esta táctica podría resultar eficaz, dada la importancia de las exportaciones agroalimentarias para muchos países europeos.

La actual escalada plantea dudas sobre el futuro de las relaciones comerciales entre la Unión Europea y China. También para la Organización Mundial de Comercio (OMC). Está en juego la credibilidad de los órganos reguladores del comercio internacional.

Fue Estados Unidos quien abrió la veda en 2018 al imponer sanciones contra Huawei con pretextos ridículos. Luego Europa se alineó gradualmente con Washington, alimentando los bulos sobre la creciente influencia de China en sectores estratégicos.

Coche eléctrico: crónica de un fracaso europeo

La industria europea de coches eléctricos no levanta cabeza ni con los aranceles impuestos a China. El fabricante alemán Audi, filial del holding Volkswagen, va a cerrar su fábrica de coches eléctricos en Bruselas. Despedirá a más de 1.400 trabajadores antes de octubre y, si eso no fuera suficiente, irán a la calle otros 1.100 el año que viene.

La marca comercial ha indicado que está estudiando cerrar la producción de sus modelos SUV Q8 en la fábrica, que emplea a unos 3.000 trabajadores. La dirección discute posibles soluciones, que podrían incluir también un cierre si no encuentra ninguna otra alternativa, que es lo más probable.

Los vehículos eléctricos son un artículo de lujo, con precios prohibitivos, a pesar de las subvenciones. Audi menciona una disminución general de los pedidos de los clientes en el segmento de vehículos eléctricos de lujo para justificar la decisión. Después de grandes inversiones en vehículos eléctricos en los últimos años, los fabricantes de automóviles se han visto muy afectados porque la población no tiene dinero suficiente para pagar el precio que cuesta un coche eléctrico.

El holding Volkswagen -con diez marcas que también incluyen Porsche, Seat y Skoda- dijo que cerrar la planta de Bruselas, o buscar otras opciones para ella, así como otros gastos imprevistos, tendría un impacto de 2.000 millones de euros en este año fiscal. En consecuencia, el gigante automovilístico rebajó su previsión de beneficios.

En el primer trimestre Volkswagen informó una caída de más del 20 por ciento en sus ganancias debido a menores entregas de los modelos más caros, incluidos los Audi.

China construye las estaciones de repostaje en África

El mercado del automóvil eléctrico, que comenzó en los países industrializados, está extendiendo su influencia al continente africano. El panorama de la industria automotriz mundial se está remodelando. Desde los fabricantes tradicionales hasta los nuevos actores tecnológicos, todos se están sumando a la carrera por la innovación. Este profundo cambio no se limita a la simple sustitución del motor térmico por su equivalente eléctrico; abarca una revisión completa de la infraestructura viaria y los hábitos de conducción.

Kenia se perfila como un pionero africano en movilidad eléctrica. Acaba de confiar a la empresa china Moja EV Kenya la tarea de instalar 100 estaciones públicas de carga para vehículos eléctricos de aquí a finales de año. El proyecto, comparable a la electrificación rural en el último siglo, promete transformar el aspecto de las carreteras de Kenia.

Las nuevas estaciones de recarga, auténticos oasis energéticos, podrán devolver la vida a las baterías en un tiempo récord. Con una potencia de 80 KW DC, prometen recargar vehículos en tan solo 15 a 30 minutos. Es como pasar de llenar un tanque de agua por goteo a un sistema de riego de alta presión, reduciendo significativamente el tiempo de inactividad y aumentando la autonomía del conductor.

La iniciativa forma parte de una estrategia más amplia del gobierno de Kenia destinada a modernizar su flota de vehículos. Kenia ha puesto en marcha una serie de medidas incentivadoras: una tarifa especial para la movilidad eléctrica, una reducción drástica de los impuestos especiales sobre los vehículos eléctricos a sólo el 10 por cien, e incluso una exención total del IVA para Coches 100 por cien eléctricos. Estas medidas actúan como un imán, atrayendo a los consumidores adinerados a esta nueva tecnología.

Los resultados de esta política no se hicieron esperar. Entre julio y diciembre del año pasado, el país registró un espectacular salto en las matriculaciones de vehículos eléctricos, con 2.694 nuevos modelos puestos en circulación. Esta cifra eleva el total a 3.753 vehículos eléctricos, lo que representa ahora el 1,62 por cien del parque de vehículos de Kenia. Es como si toda una pequeña ciudad hubiera decidido de repente volverse eléctrica.

Sin embargo, el camino hacia una movilidad completamente eléctrica sigue plagado de obstáculos. El desarrollo de una red de carga lo suficientemente densa como para cubrir todo el territorio, la gestión del aumento de la demanda energética y la necesidad de formar mano de obra cualificada para el mantenimiento de estas nuevas tecnologías son desafíos que siguen pendientes, y no sólo en África.

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