A los portavoces de Estados Unidos se les nota realmente histéricos, especialmente en la ONU, porque hasta muy poco estaban acostumbrados a llevar la situación hasta un extremo tal que a Rusia no le quedaba otro remedio que ceder, y ahora Rusia ha dicho -y demostrado- que no va a ceder más.
Aunque los portavoces rusos miden las palabras, están siendo muy claros y han dejado la iniciativa Estados Unidos. Si a partir de Siria hay una escalada militar, el primer paso lo va a tener que dar Estados Unidos y es posible que sea después de las elecciones del mes que viene. Lo que deben tener muy claro en el Pentágono es que Rusia se va a defender militarmente y ha puesto todos los medios para ello, dentro y fuera de Siria.
Así lo demuestra el despliegue de misiles SS-26 Iskander en la base de Jmeimim, capaces de transportar cargas nucleares, el empleo de bombarderos estratégicos y la reciente instalación de los S300V4 “Anteys-2500”, que se suman a los S400 que ya funcionan a pleno rendimiento.
Antes Rusia había llevado misiles aire-suelo de ataque; los de ahora son suelo-aire y están preparados para responder a un ataque, como el que llevó a cabó la “coalición” en Deir Ezzor contra el ejército sirio “por error”. El diario ruso Kommersant (*) asegura que si el contingente ruso en Siria fuera amenazado, los mandos militares ordenarían “disparar a matar”, y se refiere a los misiles.
Durante un tiempo Rusia ha seguido manteniendo la vana esperanza de lograr que Estados Unidos mantuviera algún tipo de cooperación o coordinación en Siria, pero toda ha resultado inútil. La Casa Blanca sigue su propio guión y no lo va a cambiar.
Ante esa situación, Rusia ha desistido de cooperar en las negociaciones sobre plutonio y armas nucleares. Estados Unidos va cortando todos y cada uno de los pocos puentes que aún quedaban abiertos y en Rusia la prensa habla de “ultimátum”. No están dispuestos a admitir más sanciones económicas, ni más provocaciones junto a las fronteras, ni más acuerdos de buenas intenciones que luego se convierten en papel mojado.
La tensión es tal envergadura que, según Kommersant, durante su viaje a Moscú, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean Marc Ayrault, ha ofrecido a Francia como intermediario entre la Casa Blanca y el Kremlin. “Pero no hay que esperar ninguna suavización de la política occidental hacia Rusia”, concluye Kommersant.
(*) http://www.kommersant.ru/doc/3108698