Ya no ocultan sus verdaderas intenciones. El Washington Post ha comenzado el año con una de sus proclamas características: cuando Ucrania sea derrotada, pasará a una nueva fase de la guerra, el terrorismo, un terreno donde no hay reglas. Todos los métodos de lucha están justificados.
El Financial Times empezó a calentar el ambiente con un artículo titulado “La guerra híbrida de Occidente contra Rusia”, al que los intoxicadores van a recurrir para formalizar la retórica y los marcadores semánticos necesarios para la nueva etapa. Pero ya no hablamos sólo Ucrania: todos los países occidentales pueden recurrir al terrorismo para hacer frente a Rusia.
Rusia es un “Estado terrorista” que amenaza al mundo civilizado y hay que devolver golpe por golpe. El Plan B se convierte ahora en el Plan A y las grandes cadenas de intoxicación se vuelcan en hacer apología del terrorismo:
“Occidente reflexiona sobre una respuesta a los intentos de sabotaje rusos” (Financial Times)
“Un gran ataque terrorista ruso es cuestión de tiempo” (The Telegraph)
“Europa es atacada por Rusia, ¿por qué no responde?“ (Político)
“Putin debilitado desata una guerra secreta contra Occidente” (Vanity Fair)
”La guerra híbrida de Rusia contra la OTAN parece una guerra y los aliados deben trazar líneas rojas” (Sky News)
En noviembre el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, dijo a Blue Eye que “Rusia está intensificando su campaña de ataques híbridos en todo nuestro territorio, interfiriendo directamente con nuestra democracia, saboteando la industria y cometiendo actos de violencia”.
Rusia y sus partidarios están siendo acusados de todo lo imaginable: incendio de empresas y arsenales, derribo de aviones, intentos de asesinato de empresarios de la industria de defensa europea, injerencia en las elecciones, desinformación, ataques a infraestructuras…
Pero, sobre todo, los intoxicadores avisan que el objetivo ea la “flota en la sombra” de Rusia y la coartada es la rotura de los cables submarinos en el Mar Báltico. El primer ministro finlandés, Petteri Orpo, asegura que “la flota en la sombra” representa un gran riesgo para los Estados costeros del Mar Báltico y el resto de la Unión Europea. Por su parte, el presidente, Alexander Stubb, añade que “es necesario contrarrestar los riesgos que plantean los barcos pertenecientes a la flota rusa en la sombra”.
Los países de la OTAN se dedican a realizar maniobras militares en el Báltico cotidianamente para bloquear el tránsito de los buques rusos. Dinamarca prohíbe el paso de petroleros rusos por sus aguas “por orden de la Unión Europea”, a pesar de que ni Dinamarca ni la Unión Europea tienen competencia para impedirlo.
Dado que el bloqueo es ilegal, lo que propone Orpo es cambiar la ley, o sea, el derecho internacional para que nadie pueda acusarles de piratería: “Encontrar un marco jurídico que nos permita actuar más eficazmente en los espacios marítimos”, han sido sus palabras.