La Guerra de Darfur: es importante mantener a África en el olvido (2)

La Guerra de Darfur apareció en los medios de propaganda del imperialismo en marzo de 2004, un año después de la intensificación de las hostilidades. Los que rompen el silencio son los diplomáticos de la ONU. En una entrevista con la prensa internacional en Nairobi el 19 de marzo de 2004, el Coordinador Humanitario de la ONU para Sudán, Mukesh Kapila, comparó la crisis de Darfur con la de Ruanda en 1994, sugiriendo que el genocidio estaba en marcha.

La prensa internacional difunde ampliamente sus palabras. El 7 de abril de 2004, aniversario del estallido del genocidio de Ruanda, Kofi Annan insta al mundo a no repetir los errores y pidió al gobierno sudanés que permitiera el libre acceso a Darfur a los trabajadores humanitarios y a los investigadores de derechos humanos, bajo la amenaza de una acción militar internacional.

El New York Times sube el volumen del altavoz. Las declaraciones de los representantes de la ONU van acompañadas de una enorme ola de movilización en Estados Unidos, incluidos senadores, congresistas y “humanitarios” que desde la década de 1980 hacen campaña a favor de la causa de Sudán del sur.

En julio de 2004 el Congreso de Estados Unidos aprueba por unanimidad una resolución calificando de “genocidio” la Guerra de Darfur, lo que el Secretario de Estado Colin Powell (el de las armas de destrucción masiva en Irak) aprobó en septiembre de 2004 y Bush en junio de 2005.

Desde la firma de la Convención sobre el Genocidio de 1948 es la primera vez que el gobierno y el Congreso de Estados Unidos declaran que se está produciendo un genocidio, el primero del siglo XXI; en vivo y en directo. Otros prefieren hablar de “limpieza étnica”, que es casi igual.

Era la palabra del mismísimo dios y, a partir de entonces, el “genocidio de Darfur” desata la intoxicación mediática en Estados Unidos. Es la consigna. Hay que “hacer algo”. Está de moda la expresión R2P: tenemos la obligación de proteger, incluso aunque sean africanos. Si llegaran en patera cruzando el Estrecho de Gibraltar no importaría nada; pero se trata de Sudán y ahi los africanos sí nos importan; y mucho.

La palabra mágica “genocidio” moviliza a los judíos, los armenios, los ruandeses y, de rebote, a los negros, a los “humanitarios”, a los estudiantes, intelectuales, actores y gente de la farándula. La mejor manera de proteger a los africanos es una intervención militar estadounidense (o de una “coalición internacional”, como en Siria) para proteger a la población civil indefensa.

Las iniciativas, inicialmente dispersas, se coordinan en colectivos más amplios, uno de los cuales es la Coalición “Save Darfur”, fundada en julio de 2004 por el Servicio Mundial Judío Americano y el Museo del Holocausto de Washington, que, por primera vez en su historia, emitió una alerta sobre la existencia de un genocidio.

En tres años la coalición crece exponencialmente. En 2007 reune a 181 asociaciones del más diverso tipo con un total de 135 millones de miembros, es decir, uno de cada dos estadounidenses. En 2007 administra un presupuesto de al menos 15 millones de dólares, dedicado íntegramente a la propaganda y a “exigir” a Bush que detenga el genocidio.

A partir de ese momento el mundo entero empezó a bailar al son de la música que llegaba de Washington.

https://books.openedition.org/ifpo/1377

 

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