Nikolai N. Yudenitch |
Mientras Yudenitch atacaba por el norte a Petrogrado, Denikin, ex militar zarista, dirigía su ataque desde el sur. Su ejército que se decía el salvador de Rusia, era conocido como el sádico, por sus métodos de hacer la guerra.
Ucrania era un punto estratégico al igual que el Don en cuanto a recursos se refiere; al establecerse la república soviética ucraniana en diciembre de 1917, el general Simón Petliura, antisoviético, instó a los alemanas a derrocar junto a él el régimen soviético.
Las tropas alemanas inundaron Ucrania, las fuerzas soviéticas fueron desalojadas de Kiev y Kharkov, quedando un estado títere, a la cabeza contaba con Petliura, pero dominado por las tropas alemanas de ocupación. Se iniciaron unas medidas punitivas para acabar con obreros y campesinos revolucionarios.
A pesar de esto, el movimiento revolucionario seguía en ascenso. Se sustituyó al gobierno de Petliura por una dictadura militar, al mando, Skoropadski. Pero este, a finales de 1918 huyó de Ucrania junto con el ejército alemán de ocupación, que había sido diezmado por el ejército rojo y por los guerrilleros ucranianos.
Pero esto no supuso el fin de los problemas, los aliados también habían apoyado a los antisoviéticos en la Rusia meridional. Un ejército de voluntarios de cosacos del Don al mando de Kaledin, Kornilov y Denikin y otros ex generales zaristas. Al principio, la campaña emprendida por este ejército sufrió fuertes contratiempos, Kaledin y Kornilov no aguantaron, y Denikin tuvo que tomar el ejército, que se batía en retirada, hostigado por los soviéticos.
En este momento oscuro para los blancos, aparecieron los aliados, franceses e ingleses, con armamento y provisiones en su ayuda. Se le repuso su ejército y se armó para iniciar una nueva ofensiva. En las últimas semanas de 1918 Odesa y Sebastopool fueron tomadas por ingleses y franceses. Denikin emprendió una ofensiva contra Moscú. Su más cercano compañero era Wrangel, un despiadado asesino y de repugnantes métodos bélicos. Marchando hacia el norte tomaron Tsaritsyn, la futura Stalingrado.
A unas 120 millas de Moscú, se inició una magnífica contraofensiva trazada por el miembro del Comité Militar Revolucionario, Stalin, el Ejército Rojo respondía. El ejército blanco, sorprendido, iniciaba la retirada hacia el Mar Negro, el ejército terminó por desintegrarse. Los restos de este llegaron a Novorossisk; a su llegada a esta ciudad del Ejército Rojo fue recibido por bombardeos de ingleses y franceses, Denikin huyó en un buque, y la ciudad fue tomada por los soviéticos.
d) Campaña Oriental
Al mismo tiempo que se trazaba el plan de Denikin, el Almirante Kolchak debía sitiar la ciudad desde el este. Los periódicos occidentales aclamaban las grandiosas victorias del Almirante, pero a mediados de 1919 emprendió la huida, en vanguardia tenía al Ejército Rojo, en retaguardia a las guerrillas. En noviembre evacuó la capital que había establecido, Omsk. En su retirada llegó a Irkurtsk, cuyo pueblo se le rebeló, estableció un soviet y lo arrestó; en el juicio se justificó con la falta de ayuda extranjera. Fue condenado a morir fusilado.
e) Cuestión polaca y Wrangel
Los aliados, ingleses y franceses, lanzaron dos ofensivas más contra Rusia. Los polacos invadieron Ucrania, gracias a la generosa financiación de los EEUU, llegando a ocupar Kiev. Allí fueron detenidos y rechazados por el ejército rojo. Este aprovecha y consigue llegar a las puertas de Varsovia. Con motivo del fuerte avance soviético, los aliados fortalecieron las ayudas a los polacos, pero debido a la mala organización militar de Tukachevisky y Trotsky, los soviéticos se vieron obligados a firmar la Paz de Riga, Polonia se quedó con una parte de Bielorrusia y Ucrania.
Esta paz había posibilitado la concentración de las fuerzas soviéticas hacia el barón Wrangel, que reemplazó a Deniki, quien junto con el apoyo francés había marchado hacia el norte desde Crimea hasta Ucrania. Pero en 1920 se le rechazó hasta Crimea, y se vio embotellado por las fuerzas rojas, que asaltaron el Perekop, se extendieron por toda Crimea y lazaron al ejército de Wrangel hacia el mar.
f) La última resistencia
El último ejército en suelo ruso era el del Japón imperial, en Siberia para ser exactos. Los japoneses, junto con los blancos, iniciaron una última campaña desde Vladivostok contra los soviets. Uno de los barones a cargo de fuerzas blancas y japoneses se creyó la reencarnación de Gengis Khan, sentía la necesidad de recuperar los antiguos territorios del Imperio Mongol.
Pronto emprendió su campaña contra el ejército rojo desde Siberia. Su táctica era más bien el de razias, pasaba a cuchillo a todo aquel judío, comunista o simpatizantes de la democracia. En julio de 1921, el Ejército Rojo emprendió una contraofensiva destinada a terminar con este ejército. Tras varios encontronazos, se alcanzó la victoria soviética con la ayuda de guerrillas. Las tropas del reencarnado huyeron, su guardia personal se le amotinó y lo entregaron a las fuerzas soviéticas.
Fue juzgado y sentenciado a ser fusilado, acto que ocurrió en el mes de septiembre de ese mismo año (1921). Al año siguiente el Ejército Rojo cercó Vladivostok, los japoneses que estaban allí se rindieron, fueron expulsados y la bandera roja ondeó sobre la ciudad. Poniendo fin así al último ejército extranjero en suelo soviético.
Situación posterior a la Guerra Civil
civil, unos siete millones de rusos, niños, hombres y mujeres, murieron.
Las pérdidas materiales, calculadas por el futuro gobierno soviético,
ascendieron a sesenta mil millones de dólares; añadir que ningún invasor
pagó reparaciones.
Los gastos aliados ascendieron por parte de Gran Bretaña a casi cien millones de libras esterlinas; Francia entre 30 y 40 millones de la misma moneda, estos dos gastos en tan solo ayudar a Denikin. La campaña inglesa del norte costó otros 18 millones de libras, y los japoneses se gastaron 900 millones de yens en la manutención de sus tropas en Siberia.
Y el porqué de gastar tanto en una guerra no declarada, tan inútil como costosa. Principalmente los aliados querían los recursos que Rusia ofrecía, y vieron la oportunidad de restaurar el sistema anterior a la Revolución si ayudaban a los blancos. Grandes intereses imperialistas por parte de los imperios, como por ejemplo del Británico, que quería cerrar el paso de Rusia hacia la India.
Recordar que las primeras medidas que se tomaron en el gobierno soviético fue la nacionalización de los grandes trusts económicos del imperio zarista.
En palabras del propio Lenin: “Al combatir con amplitud en todos los frentes a la contrarrevolución patria, hemos aprovechado un momento difícil para la burguesía internacional y asestado a tiempo un poderoso golpe al cuerpo de la contrarrevolución, hoy aplastada. Puede afirmarse con toda seguridad que la guerra civil se ha acabado en lo fundamental”.
La creación del Ejército Rojo
Hubo una transición entre un ejército imperialista hacia uno revolucionario, la construcción de este último ha de ser desarrollada bajo los principios básicos de los planteamientos de la Revolución de Octubre de 1917. El ejército ha de ser uno de los principales instrumentos en político; el Ejército Rojo es el instrumento de la Revolución Bolchevique, como afirmaba Lenin.
Acerca de cuáles han de ser las condiciones para la creación de una fuerza que defienda al proletariado escribió Lenin:
“Tal como han insistido frecuentemente Marx y Engels, el primer precepto para los que quieran llevar a cabo una revolución exitosa es lograr la destrucción y desintegración del viejo ejército y su reemplazo por uno nuevo. Una nueva clase, que por primera vez toma las riendas del gobierno, jamás podrá conquistar el poder y consolidarlo, sin la desintegración (o, como lo llaman los reaccionarios y los cobardes filisteos, la ‘desorganización’) del viejo ejército; sin soportar necesariamente un difícil y doloroso período de transición sin ningún ejército y sin construir, gradualmente, en el curso de una dura guerra civil, una nueva organización militar como fuerza de defensa de la nueva clase”.
Ya antes de la Revolución de Febrero de 1917 el ejército ruso había comenzado un proceso de desintegración. Durante la Gran Guerra fueron 19 millones los hombres llamados a combatir, pero no había el armamento ni el material suficiente ni necesario para cubrir sus necesidades. Los procesos y lo sucedido en el período revolucionario entre febrero y octubre sirvieron para acelerar este proceso de desintegración ya iniciado.
No hubo formación antes de la revolución para la construcción de un futuro ejército. El Partido Bolchevique contaba con sus propias organizaciones militares, clandestinas evidentemente, dentro del ejército zarista, cuyo destino era la extensión de la propaganda y la preparación de la insurrección armada. Pero tras la revolución y su triunfo, su función cambiaría, ahora serían los defensores del país y de la patria socialista, como afirmaba Lenin. Pasaron de ser desorganizadores de un ejército, a tener que configurar uno nuevo. Ahora tenían que evitar la formación de ejércitos antirrevolucionarios. Petrogrado sería el centro de trabajo militar bolchevique.
Para desintegrar por completo el ejército zarista, cada soldado debía volver a su ocupación civil, y a partir de ahí, de los trabajadores, campesinos y soldados construir un nuevo ejército, popular y revolucionario. Las células bolcheviques serían las cumplidoras de un importantísimo papel a la hora de organizar este nuevo ejército.
Piotr Wrangel |
Entonces sería un ejército de voluntarios, que en mayo sumaba unos 306000 hombres, a los que se les incorporó 2/3 de los guardias rojos. La carestía de armas aún era evidente y marcaba la tendencia; no todos los voluntarios pudieron ser armados debidamente. Esto era debido a la parálisis que sufría la industria armamentística del país debido a la guerra civil, sumada a las consecuencias de la Gran Guerra.
Como consecuencia de la Guerra Civil y los motivos anteriormente recogidos la creación fehaciente de un verdadero ejército pleno y funcional, bien equipado y con una instrucción no fue hasta 1924. Se construiría a partir de los principios generales definidos por el programa militar del 9º Congreso del partido.
Alguien ha olvidado al ejercito negro, como este fue decisivo para que vencieran los bolcheviques y como estos después lo traicionaron de la forma más rastrera. Bah, deben ser mentiras que he leído en el ABC, los buenos zozialistas jamás harían eso.