Si tuviéramos que enumerar los cargos que el británico Lord Malloch Brown ha ocupado a lo largo de su vida, llenaríamos un grueso volumen, repleto de grandes méritos y prestigiosas condecoraciones.
Es un personaje multifacético, un diplomático de carrera que ocupó las más altas funciones en el Foreign Office.
También trabajó como periodista en The Economist en la City de Londres y fue vicepresidente del Banco Mundial.
En enero de 2005 el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, le llevó a su lado, nombrándole Vicesecretario General del máximo organismo internacional. Apenas unos meses después le entregó los nombres de 51 acusados de las masacres en Darfur para que se los hiciera llegar al fiscal del Tribunal Penal Internacional, que entonces era el argentino Luis Moreno Ocampo.
El asunto Darfur fue el primero que el Consejo de Seguridad de la ONU confió al Tribunal Penal Internacional.
Al igual que Malloch Brown, Moreno Ocampo trabajó para el Banco Mundial como “consultor en materia de corrupción”. Antes de ocupar el cargo, fue presidente para América Latina y el Caribe de Transparencia Internacional, una ONG financiada por Soros.
Hasta hace poco Malloch Brown fue el hombre de Soros en Reino Unido. Trabajó en el fondo buitre de Soros, el Quantum Fund, con sede en las Antillas holandesas, y en 2021 pasó a presidir la Open Society, conocida por sus “revoluciones de colores”, entre otras hazañas.
Precisamente en 2011, coincidiendo con el estallido de aquellas “revoluciones de colores”, escribió su libro “La revolución mundial inacabada”. Es una prueba de la manera en que ciertas palabras se han devaluado.
“La filantropía será eclipsada por el gran gobierno”, dijo Malloch Brown la semana pasada en su discurso de despedida de la Presidencia de la Fundación Soros. Comparó la situación actual con la que se encontró Roosevelt con la crisis de 1929. Entonces el Presidente de Estados Unidos dejó de lado las fundaciones Rockefeller, Ford y Carnegie, es decir, la beneficencia.
Es un “momento crítico” que exige a los gobiernos “dar un paso al frente” y pasó a enumerar las grandes calamidades que la humanidad padece actualmente, entre las cuales no podía faltar una consigna que es idéntica a la de los socios del gobierno de coalición de Madrid: la igualdad. A pesar de que todos luchan por la igualdad, la desigualdad no para de crecer.
Malloch Brown repasó la retórica posmoderna. Las fundaciones intentaron, pero no lograron, cerrar la brecha dejada por los gobiernos para administrar vacunas de manera equitativa durante la pandemia.
De la pandemia saltó al cambio climático, un serio problema cuya solución exige “billones de dólares” en inversiones.
Al más puro estilo libertario, el lord británico disparó contra unos partidos políticos “envejecidos” y mostró sus esperanzas en los “movimientos sociales”, especialmente en los juveniles, del estilo de la secta “Extinción Rebelión” a la que mencionó expresamente como ejemplo.
En fin, Malloch Brown habló sobre todos los tópicos posmodernos, pero no explicó en qué consistía eso del “gran gobierno”.