La pretensión de Washington de construir un sistema de defensa antimisiles ha alcanzado un nuevo tope económico. Según Bloomberg, el programa, denominado “Cúpula Dorada”, supera con creces las estimaciones iniciales, hasta el punto de que podría alcanzar aproximadamente 1,1 billones de dólares, incluyendo personal, investigación y operaciones en curso (*). Esta estimación reaviva las dudas sobre la capacidad de Estados Unidos para completar el proyecto.
La idea de un sistema multidimensional diseñado para interceptar el fuego enemigo fue presentada en mayo por Trump como una prioridad de seguridad nacional. Inspirado en los principios de la fracasada “Cúpula de Hierro” israelí, pero diseñado para cubrir la totalidad del territorio estadounidense, la “Cúpula Dorada” pretendía ser una barrera tecnológica capaz de identificar y neutralizar amenazas de potencias extranjeras o ataques de largo alcance.
Washington fijó como objetivo su lanzamiento operativo en torno a 2029, respaldado por una estimación inicial de 175.000 millones de dólares para iniciar la construcción. Desde entonces, la evaluación de las necesidades ha evolucionado considerablemente, creando una brecha entre las pretensiones iniciales y la falta de dinero.
No será posible cumplir con el plazo de 2029, en particular debido a los requisitos técnicos, el volumen de infraestructura necesaria y las pruebas requeridas antes de cualquier despliegue. Algunos cálculos apuntan a un componente financiero mucho mayor de lo previsto: el diseño de una versión compacta del sistema, destinada a contrarrestar un ataque masivo de un solo adversario, ya representa 844.400 millones de dólares. Sin embargo, esta estimación solo cubre una parte del sistema previsto por Washington.
Las proyecciones iniciales se basaron únicamente en el precio del equipo y los sistemas de interceptación. Los costos asociados con el mantenimiento continuo, la contratación y capacitación del personal, así como los ciclos de investigación necesarios para adaptar el sistema a las amenazas cambiantes, alteran significativamente el presupuesto inicial. Por ello, el costo total, una vez agregados estos gastos, alcanzaría aproximadamente 1,1 billones de dólares. También podría considerarse que la plena efectividad del sistema no está garantizada, incluso si Estados Unidos logra cumplir con el plazo anunciado.
Más allá del debate tecnológico, la magnitud financiera de la “Cúpula Dorada” coloca a Washington ante decisiones estratégicas cruciales. En la Casa Blanca tienen el punto de mira muy alto y poco dinero en la hucha.
(*) https://www.bloomberg.com/graphics/2025-golden-dome/