El general tenía 80 años y su muerte ha sido anunciada en un comunicado oficial.
La muerte de Gaid-Salah trastorna todos los cálculos del gobierno argelino, que había basado la operación de sucesión de Abdelaziz Buteflika en la hoja de ruta impuesta por el el fallecido.
La muerte se produce apenas tres días después de la toma de posesión del nuevo presidente de la República, Abdelmadjid Tebboune, que le concedió una medalla en señal de agradecimiento por haberlo cooptado como Jefe del Estado.
Tebboune ha anunciado tres días de duelo y se enfrenta al espinoso problema de la sucesión, en un contexto marcado por tensiones internas que se vieron exacerbadas por las últimas elecciones presidenciales, ampliamente boicoteadas y en las que altos funcionarios quisieron apoyar a un candidato distinto al elegido por Gaid-Salah.
Tan pronto como Tebboune llegó al poder, se planteó la cuestión de si iba a mantener al antiguo jefe del ejército al frente del mismo y en el puesto de Viceministro de Defensa Nacional, o incluso nombrarlo ministro titular, a pesar de su avanzada edad, o si prescindiría de sus servicios a petición suya, después de haberse cubierto las espaldas para no preocuparse a su vez por la justicia, dadas las revelaciones del diputado Baha-Eddine Tliba sobre los numerosos casos ilegales en los que están implicados sus hijos.
El general Said Chengriha, jefe de ejército de Tierra, debería suceder a Ahmed Gaid-Salah, aunque sólo sea por un período de transición, el tiempo necesario para restablecer la unidad interna en un Estado Mayor debilitado por la gestión del hombre que lo mantuvo durante quince largos años, durante los cuales sirvió y protegió a Buteflika.
Argelia se enfrenta a su mayor crisis desde la independencia, con movilizaciones populares que se han reproducido todas las semanas desde comienzos de año.