De los 50 bancos que existían en 2008 sólo han quedado 15, el volumen de crédito ha descendido en 600.000 millones con fuertes recortes en hipotecas y en financiación empresarial y los activos del conjunto del sector se han reducido un 18 por ciento.
Según las memorias del Banco de España, desde 2008 la plantilla conjunta del sector se ha reducido en 75.000 puestos de trabajo hasta el año pasado. Ante del estallido de la crisis financiera, la banca contaba con más de 277.000 empleados a cierre de diciembre del año pasado se sitúa en 202.000.
La red comercial también ha sufrido drásticos recortes con el cierre de 14.000 oficinas y se han retirado casi 15.000 cajeros. El ritmo de reducción se ha incrementado en los últimos cuatro años con una reducción del 20 por ciento dejando la relación con la población en ocho sucursales bancarias por cada 10.000 habitantes, con lo que se corre el riesgo que en algunos municipios con un número inferior de habitantes hayan quedado aislados del sistema financiero. El entorno rural quedaba e buena parte cubierto por las cajas de ahorro que tenían una alta vinculación territorial, en muchos municipios con la absorción de las cajas por parte de los bancos se ha perdido la presencia de oficinas cuando no cumplen los criterios de rentabilidad.
El impacto de la burbuja inmobiliario ha golpeado con fuerza el balance de los bancos ya sea con fuertes provisiones o asumiendo millonarias pérdidas. Se han volatilizado casi 400 millones de euros, reduciendo el tamaño de los activos desde los 3.141 millones hasta los 2.653 millones.
La sequía del crédito se traduce en que en los últimos siete años el volumen total de préstamos se ha reducido en más medio billón de euros, lo que supone la mitad del PIB, con una reducción del 50 por ciento en crédito a empresas y del 30 por ciento en hipotecas.