Por fin se reconoce que la marihuana tiene efectos medicinales y que las seudociencias que la FDA de Estados Unidos orquestó en torno al tríptico “alimento – fármaco – droga” no fue más que pura escolástica.
Perú legaliza el uso medicinal de la marihuana y Colombia despenalizará las plantaciones de coca de hasta 3,8 hectáreas. Es como despenalizarlas todas porque el promedio de una plantación no es mayor a una hectárea, según la ONU.
En cuanto los estupefactos lectores se acostumbren un poco, legalizarán el resto, los monopolios agroindistriales cultivarán coca en masa y no hará falta ir a los lavabos para esnifar una raya.
El jueves el diario El Tiempo de Colombia anunciaba que el gobierno legalizará el cultivo de coca en un proyecto de ley enviado al Congreso. El proyecto de ley es una consecuencia de los acuerdos firmados con las FARC en 2012.
Se estima que más de 100.000 familias viven de la coca en Colombia. El proyecto de ley afecta a pequeños agricultores ahora atrapados por las tres patas de la misma mesa: la policía, la DEA y las bandas de narcotraficantes.
El cultivo de coca a escala industrial operado por grupos de narcotráfico seguiría siendo ilegal.
El proyecto de ley es el último cambio en la política sobre drogas del presidente Juan Manuel Santos, quien instó a asumir el fracaso desde que asumió el cargo en 2010.
Santos ha despenalizado la posesión de pequeñas cantidades de drogas y ha declarado que el abuso de drogas es una cuestión de salud pública, más que un problema de orden público.