La crisis bancaria italiana amenaza con hundir el euro

La crisis bancaria de Italia lleva mucho tiempo incubándose y ya está en su punto crítico. La economía italiana se ha contraído un 10 por ciento desde 2009.

En noviembre cuatro pequeños bancos tuvieron que ser rescatados. El 18 por ciento de las deudas italianas son incobrables. La morosidad es del orden de los 200.000 millones de euros. La relación deuda-PIB de Italia es más de 132 por ciento y se ubica en el segundo lugar después de Grecia.

El tercer banco más grande y más antiguo, Monte dei Paschi Di Siena (fundado en 1472) ha sido rescatado dos veces por el gobierno italiano desde 2009. Durante el año pasado perdió la mitad de su valor.

Los préstamos en mora y los préstamos de dudoso cobro realizados por el Monte dei Paschi llegan a unos 45.000 millones de euros, el 22 por ciento del total.

Los cuatro bancos italianos rescatados en noviembre equivalían sólo al 1 por ciento de los depósitos bancarios, y sus accionistas perdieron unos 790 millones de euros. Los problemas del Monte dei Paschi son de una magnitud mucho mayor.

Las acciones de los bancos italianos han caído en todos sus frentes pero el Monte dei Paschi es el que se lleva la peor parte. Para evitar su desplome la Commissione Nazionale perle Società e la Borsa (Consob) prohibió la venta a corto plazo de sus acciones.

Draghi dará nuevos estímulos al capital financiero, como ocurrió a mediados de 2012 cuando quiso desactivar el pánico con su promesa de hacer “lo que sea necesario para salvar el euro”.

Pero cada nuevo rescate del euro no hace más que prolongar la agonía de la moneda europea. El derroche se hace con cargo al contribuyente y mientras la banca es la que se queda con todos los beneficios, obligará a varias generaciones de contribuyentes a pagar la cuenta y la crisis jamás se resolverá.

La Comisión Europea rechazó en octubre el plan italiano de crear un “banco malo” que se hiciera cargo de las deudas incobrables. Los objetivos de este plan eran fomentar la inversión en los bancos de Italia, y crear un instrumento, respaldado por garantías públicas, para la venta de la morosidad en el mercado.

Este plan propone dar a los bancos italianos la posibilidad de comprar las garantías públicas, lo que les permite descargar sus préstamos morosos en una especie de sociedad de gestión de activos. Pero la creación de cualquier vehículo que absorba la enorme cantidad de activos incobrables puede afectar a la capacidad del sistema en su conjunto para prestar.

Estos planes trasladan el riesgo de los bancos al gobierno italiano, y esto es precisamente lo que la Unión Europea quiere evitar. Quiere que los tenedores de deuda italiana y los depositantes estén en la primera línea de defensa con sus fondos, y no el gobierno.

¿Por qué? Muy posiblemente porque el gobierno italiano no es capaz de absorber el riesgo de los préstamos incobrables.

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