Desde diciembre del año pasado, ese pequeño minifundio creado por el imperialismo, que se llama Montenegro, es el escenario de las mayores movilizaciones populares que hay en Europa.Los medios de comunicación no dicen nada y se están perdiendo un filón por culpa del coronavirus. Lo de Montenegro es mucho más sustancial.
Las manifestaciones se suceden todos los días, desde hace dos meses, haga frío o calor, en la calle o en las montañas, miles de personas desfilan con sus hijos, sus familiares y sus ancianos.
Protestan contra una ley que ha confiscado las iglesias.Si la confiscación es propia del socialismo, la de los bienes de la iglesia es un pecado mortal.
Van detrás de los popes al son de cantos litúrgicos ortodoxos. El día de la teofanía (*) se zambulleron en los ríos helados. No tienen miedo. La policía ha detenido a un obispo y le ha pegado una paliza, pero asistimos a un nuevo martirio cristiano.
Las masas de fieles en plazas y carreteras superan las 150.000 personas, que en Montenegro suponen más de la cuarta parte de la población.
En las noches del 26 de enero y el 16 de febrero, 50.000 fieles se reunieron alrededor de la Iglesia de la Resurrección, en la plaza central de Podgorica, la capital, que tiene 150.000 habitantes.
En España somos incapaces de imaginar algo así.
Algo está sacudiendo el mundo ortodoxo en el este de Europa. Recientemente la iglesia griega autorizó a la ucraniana a separarse de la rusa para completar el desmembramiento de la URSS, la presencia de la OTAN y la Guerra del Donbas.
Es el imperialismo en marcha, una especie de tarta de que se divide y subdivide en porciones microscópicas, siguiendo naciones y religiones, o inventándolas si fuera necesario, con el aplauso de todos esos patanes que por estos lares se complacen con la proliferación de nuevos países, como Sudán del sur, Kosovo, Rojava o cualquier otro invento topográfico.
Los imperialistas ponen todos sus recursos en marcha, los militares y los ideológicos. No olvidan nada, ni siquiera el rap. El grupo Beogradski Sindikat ha difundido en Youtube un extraordinario vídeo de su tema “Sviće zora” (Comienza el alba). Si se fijan en las cifras de visitas, verán que es impresionante, en proporción a la población de Montenegro.
El gobierno montenegrino ha prohibido que los raperos entren en el país, pero no hay manera de frenar la merejada. Las iglesias están repletas como nunca.
El 29 de febrero la manifestación en Podgorica que, según los organizadores reunió a 100.000 personas, estuvo presidida por una especie de cardenal, el metropolitano de Kiev Onuphre, fiel a la Iglesia Ortodoxa Rusa, en medio de un cisma alimentado desde el exterior.
¿Se han dado cuenta? Estamos hablando de los Balcanes y si tuviéramos una pizca de memoria histórica sabríamos que allá todo es posible. Por eso se creó el término “balcanización”.
‘Sviće zora’ (Comienza el alba), del grupo de rap Beogradski Sindikat
(con subtítulos en castellano para no perderse ni un detalle)
https://www.youtube.com/watch?v=mXpOvSv37Kk
(*) Las teofanías son las manifestaciones de dios a los seres humanos. Son típicas de todas las religiones, incluidas las precristianas, pero en los pueblos eslavos se les otorga mucha más importancia.