La CIA desclasifica documentos internos sobre el problema del Sáhara

Con la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca en 1981, Estados Unidos reorientó su política a favor de Marruecos más claramente, en lo que respecta a la cuestión del Sáhara, según documentos desclasificados por la CIA recientemente.

Los documentos apenas aportan información que no fuera ya conocida, pero ayudan a seguir el rastro de los acontecimientos y mostrar que la naturaleza servil de Marruecos hacia el imperialismo no es reciente.

Uno de los documentos, fechado en diciembre de 1982, hace referencia a un artículo publicado en la revista The Atlantic, titulado “Marruecos: un amigo necesitado”. Estaba firmado por Pranay Gupte y afirmaba que “el rey Hassan II quiere más ayuda estadounidense” (*).

Gupte relataba que “fue invitado por Hassan II, de cincuenta y tres años, a entrevistarlo en su gran palacio verde de Fez”, en vísperas de la visita del rey a Estados Unidos y de su primer encuentro con el nuevo Presidente.

“Hassan II parecía entusiasmado con su próxima visita a Washington. Habló extensamente sobre el deseo de su país norteafricano de desarrollar una economía fuerte y relaciones amistosas con Estados Unidos”, escribía el periodista.

El monarca habló extensamente de la amenaza dirigida contra Marruecos, “por parte de un grupo armado que se autodenomina [Frente] Polisario y que busca establecer una República Árabe Saharaui independiente y democrática en el Sáhara Occidental”.

Marruecos consideraba que el apoyo militar y político del gobierno de Reagan era crucial para bloquear al Frente Polisario, “financiado principalmente por Argelia, Libia y la Unión Soviética”. El soberano destacó que “muchos dirigentes africanos y ciertos altos funcionarios estadounidenses cercanos al ex presidente Jimmy Carter lo presionaron para negociar directamente con los rebeldes”.

Hassan II tiene grandes esperanzas en el apoyo de Estados Unidos, especialmente tras el nombramiento de Joseph Verner Reed como embajador en Rabat. El diplomático estadounidense había declarado: “Vine a Marruecos con un proyecto que refleja el entusiasmo del gobierno Reagan”.

“Creo que debemos, por todos los medios, apoyar a nuestros verdaderos amigos como Marruecos. Constantemente les digo a los marroquíes: cuenten con nosotros. La URSS es el único imperio superviviente del siglo XIX y, para mí, está claro que el próximo punto de presión para los soviéticos será el Reino de Marruecos, estratégicamente situado”, aseguró el embajador estadounidense.

Frecuentemente Redd expresaba su admiración por Hassan II, calificándolo de “dirigente ilustrado con una experiencia extraordinaria”. Ambos se veían con frecuencia. Reed disfrutaba de “un fácil acceso a Hassan II, un hombre con el que otros enviados occidentales tienen dificultades para encontrarse”.

El documento de la CIA menciona el incidente del retraso del monarca durante la visita de la reina Isabel II de Inglaterra a Marruecos, después de que el rey la tuviera esperando quince minutos en su coche. Luego fue “el único monarca gobernante que no fue invitado a la boda del príncipe Carlos”.

“Estoy decidido a que la presencia estadounidense se vea y se sienta aquí”, declaró el diplomático. En una de sus acciones más publicitadas, Reed ordenó que se reemplazara la bandera estadounidense en su embajada por otra más grande.

“Bajo la dirección de Reed, la CIA fortaleció significativamente sus recursos humanos y amplió sus actividades”. El diplomático se convirtió en el primer embajador estadounidense en visitar el Sáhara, “una señal a Hassan II, a los vecinos Argelia y Libia, de que Estados Unidos apoya a Marruecos en sus reivindicaciones sobre este territorio”.

Repetidamente el embajador estadounidense describía a Gadafi como un “pirata”, debido al apoyo del coronel libio al Frente Polisario. El documento cita a un alto funcionario del cuerpo diplomático marroquí, diciendo que Reed era “el embajador de nuestros sueños”. “Nunca podríamos haber encontrado un funcionario estadounidense más perfecto para Marruecos. Su acceso a los dos dirigentes, Hassan II y Reagan, es muy bueno, aunque en el servicio diplomático parece ser menos apreciado por sus colegas”, relata la fuente.

Por su parte, un embajador europeo cuyo país mantiene estrechas relaciones con Estados Unidos declaró: “¿Qué empuja a Reed a movilizarse tanto? La energía de este hombre es increíble, pero la sensación general es que está exagerando un poco”. Algunos marroquíes influyentes, como el diputado Mohamed Benaissa, creen que “a pesar de las numerosas promesas públicas de Reed sobre el apoyo estadounidense a Marruecos, el gobierno Reagan, escaso de dinero para la ayuda exterior, no podía ser capaz de seguir las palabras con acciones”.

“Hay mucho ruido político. Me temo que esto creará grandes expectativas por parte marroquí”, afirmó Benaissa, que en 1963 se había graduado en la Universidad de Minnesota, fue Ministro de Cultura de 1985 a 1992. Luego le nombraron embajador en Washington de 1993 a 1999 y ministro de Asuntos Exteriores de 1999 a 2007.

(*) https://www.theatlantic.com/magazine/archive/1982/12/morocco-a-friend-in-need/666197/%20%20The%20Atlantic

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