Según la Comisión Económica para América Latina (Cepal), la pobreza extrema en Panamá pasó del 16.2 por ciento en 2002 a 8.5 por ciento en 2016, y la pobreza relativa de 34 por ciento en 2002 se redujo al 17 por ciento para el año 2016.
¿Por qué las personas no se sienten optimistas y felices, como indican estos números? Lo que las personas sienten y los datos de la Cepal chocan, porque estos último no se corresponden a la verdad. Son datos maquillados con “ajustes” metodológicos que cada día van sacando a diversos segmentos de la población de los registros de pobreza, no porque en realidad hayan dejado de ser pobres, sino porque los números fueron manoseados.
La Cepal estimó la línea de pobreza extrema urbana en 62 dólares por persona al mes, y de 120 dólares en igual período para la pobreza relativa. La línea de pobreza extrema en áreas rurales fue estimada en 59 dólares por persona al mes y la pobreza general en 93 dólares por persona al mes. Si dividimos el ingreso diario entre 30 días que tiene el mes, esto significa que bastan 2.06 dólares por día para comer satisfactoria y nutritivamente.
¿Cómo? Si en cualquier fonda obrera el plato de sopa con arroz vale eso o más, sin sumar el desayuno, la cena y algún snack. Como dijimos en 2008, cuando la Cepal publicó su anterior informe, los técnicos de esa entidad nunca han comido en Panamá.
Divididos los 120 dólares mensuales entre los 30 días que tiene el mes, habría que decir que bastan 4 dólares diarios para comer, transportarse y satisfacer el resto de sus necesidades básicas. Si la persona vive en el centro, y no hace trasbordos ni toma taxis nunca, gastará otros 70 centavos diarios en bus y metro. Pero si tiene la desdicha de vivir en el oeste, en el norte o el este, como la mayoría, deberá sumarle al menos de un dólar más, con lo cual ya va por 3.70 dólares. ¿Con los 30 centavos sobrantes paga casa, vestido, luz, agua y teléfono?
Los criterios de la Cepal serían un buen chiste si no hubiera una tragedia detrás de ellos, porque los números representan personas y familias que padecen cada día el calvario de sobrevivir en el capitalismo neoliberal del siglo XXI.
Para la Cepal, a una familia urbana le bastarían 217 dólares para salir de la pobreza extrema y comer adecuadamente (62×3.5=217). Pero resulta que, en 2016, la canasta básica alimenticia (CBA) en Panamá estaba calculada en 307.99 dólares. La Cepal se quedó corta en su estimación del costo real de la CBA panameña, medida por el MEF en 90.99 dólares.
Si tomamos en cuenta las cifras oficiales actuales, la CBA urbana costaba 305.46 dólares en 2018. Pero el MEF reconoce que si se elimina el control de precios, la CBA real a octubre de 2018 trepaba hasta los 354.48 dólares, con lo que la diferencia con el criterio de la Cepal (para 2016) sería de 137.48 dólares en octubre de 2018.
La pobreza extrema rural fue establecida en 59 dólares por persona al mes, que multiplicada por 3.6 personas por hogar rural en Panamá (de acuerdo al INEC) significa que con 212.40 dólares una familia campesina podía comer satisfactoriamente de acuerdo a esa entidad de la ONU. Pero la CBA rural en 2016 era de 280.94 dólares, lo que muestra un déficit de 68.54 dólares entre la estimación de Cepal y la realidad.
El 9 por ciento de la fuerza laboral recibe salarios inferiores a $250 mensuales; 15.8 por ciento recibe salarios menores a $400 mensuales; 35.5 por ciento recibe menos de 600 mensuales dólares; el 64 por ciento, menos de 800 dólares, y el 75.3 por ciento, menos de un dólar mensual.
La pobreza, como incapacidad de adquirir los bienes necesarios para una vida digna por falta de ingresos suficientes, siempre será un mal crónico que acompañe al sistema capitalista, porque la explotación del trabajo asalariado en búsqueda de acrecentar la plusvalía, impone la creación de una masa de desempleados para forzar la caída de los salarios.
https://www.prensa.com/opinion/pobreza-maquillada-Panama_0_5249475026.html