Actualmente China tiene el segundo mercado de capitales más grande del mundo, por detrás de Estados Unidos si combinamos las bolsas de Shanghai, Shenzhen y Hong Kong.
La diferencia con cualquier otra bolsa es que en China los afectados por el desplome no son solo los millonarios sino también muchos trabajadores. Casi un 7 por ciento de la población ha comprado títulos. Se calcula en unos 90 millones los que han comprado acciones en las bolsas. El 67 por ciento de ellos no tienen siquiera educación secundaria.
Últimamente todos consultan continuamente los precios de las acciones en los teléfonos móviles. Cualquiera puede operar desde cualquier sitio.
En China no es la bolsa la que financia sino que está financiada. El gobierno incentiva la compra de acciones a crédito y el utilizar la vivienda como garantía. Hay muchas historias de familias obreras que han dejado su trabajo para especular con dinero prestado o hipotecando sus viviendas.
Por eso el gobierno teme que se produzcan disturbios sociales.